jueves, 8 de diciembre de 2016

05/12/2016 CHILE CHICO - GOBERNADOR GREGORES (427 km.)
SALTO A ARGENTINA

El MODO AHORRO sigue funcionando. Preparamos para desayunar unos huevos revueltos con pan recién tostado y tomamos un zumo de manzana, mucho mejor de lo que hemos desayunado en algún que otro restaurante. Mientras yo estoy en los fogones Romà prepara los bocadillos para la comida.
Durante el paseo por el pueblo vimos que había algún establecimiento que se encargaba de hacer el seguro internacional. Así que fuimos a ver si lo podíamos conseguir. No éramos conscientes que una nueva gimcana estaba a punto de comenzar. Eran las 10h pasadas y vamos camino a un establecimiento que debía abrir a las 09h. Estaba cerrado. Romà pregunta en la tienda de al lado si saben si abriría a lo que le contestan que la persona encargada iba cuando quería y que si queríamos hacer el seguro podíamos ir al puerto. Nos acercamos a otro local que estaba muy cercano y que debía abrir a las 10h. Lo mismo, estaba cerrado. Así que después de dos fiascos nos vamos hacia el puerto. Allí no hay ningún local que haga presagiar que vendan seguros. Nos acercamos a un puesto cercano y nos dicen que es en el puerto, donde venden los billetes para el ferry. Le señalo a la chica si era el mismo sitio donde ya habíamos estado y nos dice que sí, que mirásemos bien. Volvemos para allí y aunque miramos para todas partes no sabemos ver nada excepto un restaurante, ¿será ahí? Dejamos la moto y en cuanto nos acercamos vemos un letrero pequeño que anuncia la venta del seguro. Entramos en el restaurante y nos indican que es al fondo del local. Vamos para allí y vemos una chica que está detrás de una barra donde todos los tablones que hay anuncian bocadillos, zumos, bebidas, cafés... no puede ser ahí! No obstante le preguntamos y nos dice que sí, que ahí es donde se tramitan los seguros internacionales. Nuestra cara de asombro lo dice todo. Un nuevo problema nace cuando nos informa que se debe pagar en efectivo. No nos queda nada y tenemos que ir a sacar dinero. Así lo haremos.
Mientras yo estoy en el cajero, Romà se vuelve a acercar al primer sitio que fuimos y está abierto. Me acerco y lo veo que ya ha empezado a tramitarlo. La mujer le explica que el seguro internacional cubre todos los países miembros de "Mercosur" (Mercado Común del Sur, un proceso de integración regional al que están adheridos casi todos los países de sudamérica) por lo que Romà me plantea la posibilidad de hacer el seguro para cuatro meses. Yo no lo tengo muy claro porque esa información se la han dado vía telefónica y ya se sabe que las palabras se las lleva el viento. Le pido si me puede enseñar algún seguro internacional que haya hecho anteriormente ya que si esa información es correcta debería estar especificada en algún sitio. La mujer hace lo que puede, abre una ventana en el ordenador, la cierra, deambula sobre los iconos tratando de buscar algo que quizá ni ella misma sabe que lo está buscando, cuando de repente una bombilla a modo de "tebeo" se posa sobre su testa, "creo que tengo un seguro internacional en mi coche, ahora vengo!". En pocos segundos vuelve con varios documentos y nos muestra la póliza. La reviso de arriba a abajo y exactamente pone que los países que cubre son "Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia".
Ella se justifica diciéndonos que aunque ponga eso cubre todos los países de la zona "Mercosur" y que volverá a llamar para que se lo confirmen. Romà y yo debatimos sobre que vamos a hacer. Finalmente le decimos a la mujer que no podemos fiarnos de estar en todos los países que vamos a visitar simplemente porque en una llamada se lo confirmen, cuando en la póliza no salen especificados, por lo que al final haremos el seguro para dos meses y medio, que es cuando creemos que estaremos por Bolivia.
La mujer se pone manos a la obra, pero algo sucede, la conexión a internet no le funciona. Pregunta en la tienda de al lado y la red se ha caído. Nos comenta que debemos ir a un locutorio para poder hacerlo. La acompañamos no muy lejos de su local y allí empieza a rellenar los datos que le pide la página web de la aseguradora. Ella va a su ritmo, busca cada letra en el teclado como si fuese la primera vez que se pone frente a uno de ellos, igual le pasa con los números. Yo me empiezo a desesperar y en un momento le ayudo a teclear algunos datos.
Finalmente, después de más de dos horas y de haber puesto a prueba nuestra paciencia...  "habemus seguro"! Nos ha costado 25.000 pesos (35€) por mes., un total de 58.300 pesos.
Subidos en la moto nos dirigimos hacia la cercana frontera de Chile. No hay nadie y los trámites van rápidos. Al salir circulamos unos pocos kilómetros hasta topar con la frontera Argentina. Todo correcto, excepto que es Romà quien debe indicarle en que lugar van los sellos en el "permis du passage" de la moto y cuales son los documentos que debe quedarse y cual entregarnos. Realmente parece increíble!
El paisaje cambia radicalmente, lo que eran bosques frondosos, extensos campos cargados de vegetación, kilométricos lagos, ríos transparentes y gigantes montañas nevadas se ha transformado en bastas lagunas secas, dunas desérticas y carreteras kilométricas en linea recta que parecen no acabar. Los caballos y las vacas han cambiado por "guanacos" (una especie de llama) y por "choiques" (muy similares a las avestruces).

El escenario es digno de cualquier fondo de película de "western" que hayamos visto. Aquí lo denominan "la pampa Argentina".
 
Con la necesidad de obtener moneda argentina llegamos hasta el pueblo "Perito Moreno". Romà está preocupado con la suciedad que tiene la cadena de la moto, lleva días comentando que la quiere limpiar, incluso ha hecho alguna infructuosa intentona. Sorpresivamente encontramos un centro de lavado. Les preguntamos cuanto nos cobrarían por limpiar la cadena y nos dicen que nos lo pueden dejar por 50 pesos argentinos. Nosotros que no tenemos ni idea de la equivalencia de su moneda nos vamos a sacar dinero. Buscamos un banco, muchos parecen estar cerrados, imaginamos que aún se ven los efectos del "corralito" de 2001. Por fin damos con uno y vemos que nos cobran una comisión de casi 100 pesos por sacar efectivo, sea la cantidad que sea. Romà decide preguntarle a los trabajadores del banco que aún están sentados en sus puestos. Pica a la puerta y le abre un "policía", o eso es lo que pone en su camiseta, aunque nosotros creemos que debe ser un vigilante de seguridad privado. Romà le pregunta si sabe a que precio está la moneda y el "policía" le responde que lo desconoce y que el banco ya está cerrado. Romà le insta a que le pregunte a algún trabajador de los que aún están en su puesto. El "policía" gira la cabeza para preguntar pero el "trabajador" sin dejarle decir ni una palabra le ordena directamente "ciérrale na más". El "policía" obedece las ordenes y sin mediar ni una palabra con Romà le cierra la puerta en sus narices.
Nos vamos a otro banco y vemos que las comisiones en los cajeros son las mismas.
Como no tenemos internet en el teléfono solo nos queda una opción, mirar la información que necesitamos en la guía "lonely planet". La conversión que nos da es de 1€ = 7 pesos.
Nos acercamos a otro banco para ver si la comisión por sacar dinero es menor o nula, pero no, es la misma. No hay remedio, pagaremos una elevada comisión cada vez que tengamos que retirar efectivo.
Al salir de ahí nos vamos al taller de limpieza. Un chico muy agradable y simpático del norte de Argentina limpia con esmero la cadena con "nafta" (gasolina) y luego la enjuaga con agua a presión. Mientras charlamos con él nos comemos los bocadillos que preparó Romà por la mañana. Le pagamos los 50 pesos (unos 7€) acordados.
Comidos y con la cadena limpia seguimos nuestra ruta con destino a un pueblo en medio de la nada "Bajo Caracoles" que será donde podremos repostar gasolina.
De camino disfrutamos de unas impresionantes vistas a la pampa, en varias ocasiones cruzan guanacos por delante nuestro, por suerte la carretera está bien asfaltada.
Pero de repente comienza a lloviznar y el famoso y temible viento patagónico se empieza a sentirse notablemente, pero estamos a menos de 15 km. para llegar al pueblo y decidimos seguir. Al fin y sin grandes sustos llegamos a "Bajo Caracoles". Se trata de cuatro casas con un hotel que son los que tiene el monopolio de la gasolina en la zona, no hay otra en un radio de 200km.
Un hombre sale corriendo del hotel en cuanto nos ve llegar al surtidor y nos sirve gasolina. Le preguntamos como ve el tiempo para ir hasta el siguiente pueblo "Gobernador Gregores" y nos responde que cree que bien.
De golpe un chaparrón cae con fuerza y le pedimos de entrar en el hotel para equiparnos. El hombre accede como si no le quedase otro remedio.
Cuando nos dice que debemos pagarle 250 pesos por la gasolina (34€ aprox.) a Romà le cambia la cara y no puede reprimir su deseo de expresar la sensación de haber sido timado por un hombrecillo de campo " ¿sabe que es la gasolina más cara que he pagado nunca?, ¿me parece exagerado el precio?"y alguna cosa más que rumorea entre dientes. El hombre, que se le ve poco amigable le dice de malas formas y malcarado "si no te gusta haber preguntado antes, ahora que reclamás?". Romà intenta explicarle que no es nada contra él pero que le parece muy caro el precio de la gasolina. El hombre ni le mira a la cara y lo ignora por completo. Ahí terminamos toda conversación con el hombrecillo. Pagamos lo que se debe, nos equipamos para la lluvia y en cuanto para un poco retomamos ruta.
El paisaje apenas cambia, parece que estemos pasando todo el rato por el mismo sitio. La lluvia cae intermitentemente y la moto se apoya contra el fuerte viento en un ángulo obtuso.
Son 225 km. los que separan "Bajo Caracoles" de "Gobernador Gregores", el depósito de gasolina posiblemente no dará para llegar a la próxima "bomba". Cuando la luz de la reserva de gasolina se enciende doy gracias a la idea que tuvo Romà de comprar un bidón para llevar gasolina, una idea que en su momento detesté e incluso hice "bulling" al pequeño envase, pero que ahora nos iba a sacar de un buen apuro. Cuando el indicador electrónico de la moto refleja que nos queda gasolina para recorrer 1 km. Romà para y recargamos con los 4 litros que llevamos a cuestas.
Después de la etapa más larga tanto de kilómetros como de tiempo y una de las más complicadas, llegamos a "Gobernador Gregores", un pueblo de tamaño medio, sin ningún encanto y con bastantes alojamientos para dar cama y reposo a los viajantes que están de paso.
Ponemos gasolina y nos aconsejan un alojamiento que está justo al lado. El precio de la habitación doble es de 800 pesos (110€). Nos vamos espantados. Preguntamos en una hospedería y nos dicen que dormir en habitación compartida con desayuno nos costaría 350 pesos por persona. Nos volvemos a quedar patidifusos y le hago saber al chico que me ha atendido que los precios son desorbitados.
Nos acercamos a un tercer alojamiento, ahí una mujer de unos 70 años me informa que dormir en una habitación compartida sin desayuno nos costará 300 pesos. Otra locura. Parece que esos son los precios que barajan en ese pueblo.
Así que ya nos vamos a ir a lo más asequible, el camping municipal. Otra sorpresa, porque montar la tienda de campaña y dormir los dos nos saldría por 240 pesos, aunque nos puede hacer una oferta y dejarlo por 170 (casi 30€). Lo vemos exagerado considerando que nosotros en Chile dormíamos los dos por apenas 30€ en un hostel con desayuno. Así que aunque el tiempo estaba inestable decidimos irnos a acampar a la montaña.
De repente una tormenta estalló en el cielo impactando a modo de fuerte lluvia sobre nosotros. La idea de acampar se empezó a difuminar en mi cabeza, pero Romà seguía metido de pleno en el MODO AHORRO y nada lo iba a frenar en su empeño.
A lo lejos vimos un Hotel, ¿y por qué no hacer una última prueba? Preguntamos y los precios eran los mismos, 350 pesos por cabeza con desayuno. De nuevo no entendíamos como podía ser todo tan caro! Ya nos habían dicho que Argentina era más caro que Chile, pero ¿tanto? Nuevamente una luz se iluminó en nuestra mente cuando le preguntamos al joven que nos atendió "¿pero, a cuánto equivale un dólar en pesos Argentinos?" "A 16 pesos aproximadamente" nos respondió. Nos lo aseguró incluso lo buscó por internet!! Así que todos nuestros enfados por los precios que manejaban en Argentina (la comisión del banco, el precio de la gasolina, el precio de los alojamientos, etc.) habían sido por un error de cálculo nuestro!!! Jajaja, menudos pardillos!!!
Al recalcular decidimos volver al alojamiento de la mujer mayor. De camino la tromba de agua descargó con agresividad sobre nosotros. En cuanto abrió la puerta y nos vio chopos pidiéndole refugio su rostro se tornó enfurruñado "antes que estabais secos no quisisteis quedaros y ahora que estáis así de mojados me pedís una habitación". Como condición comenzó a darnos indicaciones del orden y de como debíamos descargar el equipaje (indicaciones claramente destinadas a que le manchásemos lo menos posible su comedor que era por donde debíamos pasar a las habitaciones). Le preguntamos si tenía alguna zona de aparcamiento para dejar la moto y con unas indicaciones manuales a modo de abanico nos explicó que a la vuelta su marido tenía una carpa donde poder dejarla. Romà quería saber exactamente donde estaba dicha carpa y la mujer molesta le respondió "mira chico, ¿que te crees que te vamos a robar la moto?". Ya sin mediar más palabras y los dos mirándonos con cara de sorpresa oímos que la mujer nos dice "miren, si lo van a complicar todo mejor se buscan otro sitio" y nos cierra la puerta en las narices.
Yo a modo de poner paz intenté disculpar a la mujer, pero eso que con Romà no funciona y es más, si cabe hace que aumente su enfado, tomó la decisión de vengarse. Y ¿cómo lo hizo? Pues como tenía ganas de miccionar y no habíamos podido ir al baño de esa "adorable ancianita" lo consumó en los aledaños de su puerta. Si bien cabe decir en defensa de mi "cliente", llovía mucho y rápidamente ese orín se iba a dar  un baño en el alcantarillado de "Gobernador Gregores".
Así que tirados en la calle de la mano de Dios y con una lluvia que no cesaba decidimos volver al lugar que mejor nos habían tratado, el Hotel "Cañadón León".
Nos costó la noche con desayuno incluido 650 pesos (38€) los dos. Se trataba de un hotel en toda regla, nada de habitaciones ni baños compartidos, ¿qué más se podía pedir?
Pero toda la aventura no termina ahí. Al entrar a la habitación la que llamamos "la gorda", que es la bolsa estanca donde llevamos todo menos la ropa de vestir, y abrirla para sacar de su interior los cargadores, MALDICIÓN! Todo está mojado! La bolsa no era tan estanca como pensábamos y hay que sacarlo todo e ir disponiéndolo por toda la habitación con la esperanza de que al día siguiente se haya secado. Suerte tenemos que en el baño hay secador y podemos avanzar trabajo con los objetos más delicados.
Una vez convertida nuestra habitación en un mercadillo, nos duchamos y nos vamos a cenar al mismo restaurante del Hotel. Todo está rico, pero la mejor noticia es que la cerveza es bastante económica, una "Quilmes" de litro nos cuesta 70 pesos (4€), eso quiere decir que en el súper debe costar más o menos la mitad.
Después de un día muy intenso nos vamos a la cama. Descanso merecido...

Mapa de ruta:

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