sábado, 31 de diciembre de 2016

24/12/2016 ROSARIO - BUENOS AIRES (324 km.)
MI BUENOS AIRES QUERIDO

Antes de dejar el Hostal nos acercamos a un bar a tomar el desayuno, sabemos que nos estamos saltando el modo ahorro pero por los alrededores no nos pareció ver ninguna tienda y sí muchas panaderías, pastelerías y sitios con buena pinta para poder almorzar algo. Muy cerca del Hostel entramos en un local ambientado en los años 60 donde desayunamos unas torradas que Romà acompaña con un jugo y yo con un capuccino que me sabe a gloria. El precio es algo elevado para el estado de nuestra economía, pero por una vez no va a pasar nada.
Volvemos al Hostel y después de recoger todo lo acomodamos a la moto y salimos con destino Buenos Aires. No obstante antes de tomar la autopista le comento a Romà que me gustaría acercarme a la casa natal de Leo Messi, ya que nació en un barrio humilde de Rosario y nos pilla de camino. Pongo la dirección en el gps, calle Lavalleja 525 y me indica que está a unos 8km de trayecto.
Cuando llegamos donde indica el gps no veo ninguna casa que se le parezca a la que he visto por internet. Pregunto a gente que asombrosamente nos dicen no saber cual es la casa, pero pese a eso nos dan indicaciones infructuosas. Después de preguntar a cuatro personas y dar un paseo en moto por todo el barrio, que por cierto no parece muy seguro, damos con la casa! Es una casita humilde de dos plantas, recubierta de un cemento gris donde todas las ventanas están cerradas. Una pequeña entrada detrás de una verja la preside dando paso a la puerta de acceso a la vivienda.
Hacemos las fotos de rigor y una vez montados en la moto a punto de marcharnos un señor nos informa que si queremos hablar con el cuñado de Messi vive allí mismo. No comprendemos por qué nos dice eso a lo que nos explica que si venimos de Barcelona quizá es porque venimos a dejar algo para Messi. Seguimos sin comprender nada. Otro señor también nos aborda al habernos visto fotografiar la casa y nos dice gritando "ir a Funes, ir a Funes si querés ver a Messi, en qué otro lado va a estar en Navidad". Resulta que Funes es un pueblecito pegado a Rosario donde la gente de clase media alta de dicha ciudad establece sus residencias. Imaginamos que Messi debe tener una casa allí, ya que el hombre insiste en que si queremos ver a Messi visitemos esa ciudad.
Salimos de aquel barrio y en poco rato entramos a la autopista (Ruta 9). Durante toda la autopista hemos encontrado peajes que las motocicletas no deben pagar, pero en cuanto llegamos a las inmediaciones de Buenos Aires el tema cambia. A punto de saltarnos uno, el joven de la caseta nos da un grito de alerta y nos informa que hay que pagar para poder continuar. Le damos los 5 pesos que cuesta y después que nos informe que dentro de la capital hay más peajes que también tendremos que abonar, seguimos recorrido.
Poco antes de llegar hacemos una parada para poner gasolina y aprovechamos para comer un plato en su restaurante.
Retomamos ruta y en breve se empieza a adivinar Buenos Aires. Pasamos por un barrio enorme de chavolas que está pegado a la autopista y nos sorprende el recibimiento de la ciudad más importante de Argentina. Solo cruzar por un puente las vías del tren desaparece esa imagen que se torna en una ciudad con gigantescas avenidas y altos edificios. Sin dejar esa vía llegaremos al Hotel donde se va a alojar Romà.
Esta noche llega su chica para quedarse unas tres semanas con él, yo tomaré la mochila e iniciaré una nueva experiencia en mi vida. En alguna ocasión he viajado solo, pero ha sido a grandes ciudades donde el viajero de mochila pasa como desapercibido para el resto de los mortales. Por lo que llevo en Sudamérica ya he visto que va a ser diferente.
Llegamos al Hotel que está pegado al famoso "Obelisco" de Buenos Aires, el punto más neurálgico de la zona más concurrida de la ciudad, descargamos la moto y subimos a la habitación.
Yo ya he retirado todos mis enseres y los he guardado en dos bolsas dejando lugar para los objetos de la chica de Romà.
Después de asearnos tomamos un taxi hacia casa de Thiago. Para quien no lo recuerde Thiago es un chico de Brasil al cual conocimos en "El Calafate", fue nuestro compañero de habitación. El buen rollo entre los tres se respiró desde el primer momento. Nos ofreció quedarnos en su casa y yo dada las circunstancias acepté su ofrecimiento.
Al llegar nos recibe con un fuerte abrazo, Thiago es un chico con un cuerpo esculpido de gimnasio, guapo y se nota que se cuida. Vive con cuatro compañeros de piso: Antonio, Joshy y otros dos que están de vacaciones en Brasil. La habitación de uno de ellos es la que me cederá. Lo cierto es que no me puedo quejar, es una habitación grande y con cama de matrimonio, aunque con mucho menos me bastaría.
Dejamos todo en casa y bajamos a la calle con Thiago ya que hoy le toca trabajar.
Una vez nos despedimos vamos a buscar un súper porque Romà quiere comprar algo de desayuno para cuando llegue Sandra y yo necesito productos de higiene personal. Son cosas que conllevan nuestra separación.
Es día 24, Nochebuena, un día muy importante para mí pero algo menos importante para Romà. Mil recuerdos vienen a mi memoria, mil cosas que viví en esas fechas, recorro tantos momentos, cada Navidad que mi mente logra recordar, echo mucho de menos a mis seres queridos, alguna lágrima brota por mis ojos que intento disimular para que Romà no lo vea, puedo respirar el ambiente Navideño de las calles de Barcelona, los olores invaden mis sentidos... es una sensación extraña, nueva para mí, diferente, pero en el fondo enriquecedora.
Frente al colmado de chinos en el que hemos comprado y donde nos hemos bebido una cerveza para brindar por la Navidad encontramos un restaurante peruano donde pensamos que será una buena idea tomar la cena de Nochebuena. Le he insistido a Romà lo importante que es para mí que cenemos juntos en un día tan señalado.
Tomamos unas patatas con una salsa verde hecha con especies y maní que está delicioso y un ceviche un poco fuerte de sabor posiblemente porque le han echado limón en lugar de lima.
No pagamos mucho por la cena y al salir acompaño dando un relajado paseo a Romà hacia el hotel.
Unos 25 minutos a pié separa la casa de Thiago del Hotel donde se aloja Romà, así que el llegar a un punto medio me despido y regreso hacia casa.
Me gusta caminar por una nueva ciudad, mirar al cielo y ver su edificios, sentirme un extraño en un lugar en que nadie me conoce, sentirme libre. Es una noche muy calurosa en la que la humedad se manifiesta en forma de sudor por todo el cuerpo.
Llego a la casa, debo ponerme con el blog, no quiero que se me atrase más.
Por su parte, Romà ha decidido que irá a buscar a su chica al aeropuerto de Ezeiza con la moto. Los precios de los traslados son elevadísimos y más siendo Nochebuena. Le quieren cobrar 750 pesos por el trayecto de ida y vuelta. Durante la tarde Romà ha preguntado a varias personas y las opiniones han sido contradictorias: "es muy peligroso y más con la moto que ustedes llevan", "no pasa nada, es todo autopista". Por lo que finalmente hemos preguntado a un policía. Muy amablemente nos ha dicho que se puede ir tranquilamente porque solo va a circular por la Av. 9 de Julio que es una de las principales y que empalma directamente con la autopista. Después de haber hablado un buen rato sobre el momento económico que está viviendo el país y en concreto la policía, el Cabo nos ha facilitado su número de teléfono personal para cualquier cosa que nos puediese pasar. Es una acción que a nosotros nos ha parecido increíblemente generosa, cosa que le hemos agradecido enormemente.

Mapa de ruta:


No hay comentarios:

Publicar un comentario