martes, 8 de noviembre de 2016

07/11/2016 SANTIAGO DE CHILE - DIA DE GESTIONES

Tocan las 08h y ya estamos en pié, ducha y a empezar el día.
Desayunamos las cuatro variedades que el Hostel dispone al servicio de los clientes, escribo mi entrada del blog y hacemos tiempo para irnos a hacer el papeleo de la moto.
Sobre las 10h salimos de aquí y tomamos el metro para acercarnos a la empresa de transportes internacionales. Nos recibió un joven que eran quien se encargaba de todos los trámites pertinentes al envío de la moto. Inicialmente el precio que iban a cobrar por bajar la moto del barco a tierra firme era de unos 1200€, pero otro golpe de suerte nos sonrió cuando Iván, el propietario del Hostel nos comentó que él había trabajado en aduanas y que varios de los trámites por los que la empresa nos iba a cobrar, los podíamos hacer nosotros directamente en el puerto y nos ahorraríamos bastante dinero. Y así fue. La factura se reducía a la mitad, unos 580€. Pero ya sabemos que las cosas nunca pueden salir bien a la primera y cuando les dijimos que queríamos pagar con tarjeta nos dijeron que no tenían datáfono y que debíamos pagar en efectivo. Sacamos hasta el último céntimo que llevábamos, pero no nos llegaba. Pedimos la posibilidad de hacer una transferencia bancaria desde un ordenador y nos dejaron utilizar el de la recepcionista. Romà se sentó en su lugar y empezó con el trámite.
 
Tampoco se pudo llevar a cabo ya que al final de la operación y para poderla validar le solicitaban un código que se enviaría por mensaje al teléfono móvil y como no tenemos cobertura... nuestro gozo en un pozo! Deberíamos irnos para conseguir el dinero y o volvíamos al Hostel y de nuevo a la empresa o nos acercábamos al metro, donde siempre hay algún cajero automático que nos dispensaría el montante restante.
Como debíamos desplazarnos a la otra punta de la ciudad para ir a Mapfre para contratar el seguro de la moto buscamos la mejor planificación para poder hacer todo y dejarlo listo. Nos dirigimos al metro dirección la oficina de Mapfre, en el sector financiero de la ciudad. Rápidamente nos atendieron y con la misma velocidad nos dijeron que ellos no hacían seguros para vehículos extranjeros, que solo aseguraban vehículos chilenos. Le insistimos, le comentamos que conocíamos a gente que lo había hecho, pero nada, fue totalmente infructuoso. Así que volvimos a tomar el metro para ir de nuevo a la empresa de transportes, sacamos dinero en el cajero y pudimos hacer el pago sin ningún problema. Nos entregaron unos documentos que deberíamos librar en aduanas y nos volvimos hacia el Hostel.
Andábamos algo cansados, llevábamos toda la mañana trotando bajo un calor aplastante y queríamos llegar al Hostel, comer y descansar! Y eso es lo que hicimos!
Ya por la tarde entablamos conversación con un par de huéspedes, uno era un chico de Scotland, su nombre Jhonny, de barba pelirroja prominente y ojos azul claros, hablaba inglés muy cerrado y estudiaba castellano, aunque lo hablaba poco. La otra era una chica Holandesa, de nombre Sanne, chica delgada, rubia y de ojos azules, que viajaba sola por Sudamérica, con un castellano más que aceptable. Era su cumpleaños y nos dijo de salir a tomar algo para celebrarlo ya que llevaba todo el día en el Hostel. Aceptamos la invitación y nos fuimos los cuatro.
Nos acercamos en metro al edificio de "La moneda", paseamos por las calles céntricas de la ciudad hasta llegar a "Plaza de Armas" donde volvimos a tomar el metro para ir al barrio "Little Italy", un barrio cercano al Hostel, con una gran oferta de bares. Nos sentamos en la terraza de uno de ellos y pedimos bebidas con las que brindamos por el cumpleaños de Sanne.
La moneda
En little Italy
Poco más tarde volvimos al Hostel y Romà contactó con Pablo, el tio de un amigo suyo que se ofreció para guardarnos la moto en su casa e incluso para dejarnos su coche si lo necesitábamos. Nos confirmó que pasaría a buscarnos por el Hostel a las 21h. Puntual como las agujas de un reloj, vimos aparecer a lo lejos un Grand Cherokee nuevo, de color blanco, que se aproximaba hacia nosotros. Romà y yo nos miramos con cara de incredulidad hasta que se paró a nuestra altura. El conductor, un señor de unos 45 años con gafas, pelo blanco y rostro amigable se dirigió a nosotros: "Hola, soy Pablo, Romà?". Nos presentamos y entramos en el coche. De camino al restaurante al que nos iba a llevar a cenar nos comentó que era piloto de avión y que si su sobrino le decía que nos cuidara bien, el así lo iba a hacer. En poco rato llegamos al restaurante "Eladio". Pedimos un par de provolones para comenzar y de segundo Romà pidió entrecot y yo me dejé recomendar por Pablo y pedí lo mismo que él, "lechada", que es la carne que comúnmente en España denominaríamos como "estofada". Los patos eran contundentes y la carne muy rica. Pedimos algo de postre aunque yo preferí tomarme un cortado porque estaba a reventar.
Pablo nos trajo de vuelta al Hostel y quedamos en vernos de nuevo a nuestra vuelta de Isla de Pascua ya que le gustaría llevarnos a unas viñas (bodegas) para que degustasemos uno de los vinos de la región de los que se le veía muy orgulloso.
Al entrar al Hostel encontramos a un grupo de 4 jugando a las cartas, uno abandonó y yo tomé su lugar. Romà se fué a la cama y yo que no aguanté mucho, media hora después decidí acostarme.

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