jueves, 10 de noviembre de 2016

09/11/2016 SANTIAGO DE CHILE - ISLA DE PASCUA

El despertador suena a las 06h. Tenemos que ir a aduanas del puerto de San Antonio, pasado Valparaiso, a hora y media de Santiago. La empresa de transportes internacionales nos comentó que debíamos ir allí con antelación a la llegada de la moto para facilitarles la documentación y que así tuviesen todo preparado para evitar cualquier error que se pudiese dar.
Tomamos el metro y nos vamos a la estación central de la ciudad. Compramos los billetes para el autobús que nos llevará al puerto. Sale a las 07:30 y el tiempo de trayecto será de hora y veinte minutos. Lo mejor, el autobús; moderno y amplio por dentro, con televisión, aire acondicionado, wifi privado, etc. La verdad es que me sorprende gratamente y no recuerdo haber montado en otro mejor.
Llegamos a San Antonio a la hora prevista y con facilidad encontramos la aduana.
       
Hablamos con un señor que nos atiende amistosamente y nos explica los trámites que deberemos hacer el día que vayamos a retirar la moto. Nosotros le preguntamos si debe quedarse con algún documento a lo que nos contesta que no. Entonces "¿para qué hemos venido?", efectivamente, la respuesta es PARA NADA! Nos dice que con una llamada hubiésemos conseguido lo mismo.
Así que con la sensación de haber perdido horas de sueño, tiempo y dinero, nos volvemos hacia el Hostel diligentemente porque a las 18:30 sale nuestro vuelo a Isla de Pascua y aún hay que recoger todo, hacer las maletas y dejar lo que no vamos a necesitar bien guardado bajo la tutela de Iván.
Al llegar nos ponemos con ello y me hace gracia ver lo diferentes que somos. Romà vive bajo un desorden ordenado, yo vivo bajo un orden demasiado ordenado. Él se pone nervioso con mi orden y yo con su "desorden", pero nos respetamos.  
Al terminar rápidamente me meto entre fogones ya que me comprometí a cocinar una tortilla de patatas. No hay aceite de oliva y las patatas son muy duras. Las sartenes tampoco ayudan porque perdieron la función anti-adherente del que en su día gozaron.
Contra todo pronóstico, dentro del "caos" que se forma en mi "orden", consigo sacar una tortilla decente.
  
Aún nos sobra algo de tiempo antes de ir al aeropuerto. Yo charlo con un Mexicano de nombre Romano que va a visitar en diciembre Barcelona. Le doy algunas indicaciones y contesto a varias dudas que le surgen.
Romà interrumpe nuestra conversación para avisarme que ya debemos irnos y menos mal que lo hace! Vamos justos ya que en poco rato sale el autobús que nos llevará al aeropuerto y hemos apurado bastante. Llegamos con 5 minutos de margen.
El bus sale de la estación central a y veinticinco de cada hora (07:25, 08:25...), el "boleto" se compra en la ventanilla de la empresa "turbus", su precio 1700 pesos chilenos (algo menos de 3€) y el tiempo de trayecto es de unos 50 minutos.
Pasamos con éxito todos los trámites del aeropuerto y aún nos sobra casi una hora.
 
Nos espera por delante 5 horas de vuelo. El avión por dentro es impresionante, pantallas táctiles con mucha oferta multimedia, baños con tohallitas refrescantes y crema hidratante, asientos cómodos, almohadas con funda. Pronto nos dan la cena, la mejor que he probado en un vuelo, sirven refrescos, vino, zumos e incluso whisky si lo pides.
En esta ocasión Romà y yo vamos separados. A él le ha tocado detrás un par de niños nerviosos que no dejan de golpear su asiento y va algo amargado. A mi derecha un hombre no deja de toser fuertemente y parece que se le vaya a salir el alma del cuerpo. Pese a eso el vuelo es placentero, ninguna turbulencia e incluso llegamos con antelación al destino gracias a las buenas condiciones climatológicas que hay.
Llegamos al aeropuerto a las 00:15h, en Isla de Pascua son las 22:15 y un hombre nos espera en el exterior con una carpeta donde indica el nombre de Romà. Es el propietario del Hostel donde nos vamos a alojar. Nos pone un collar tradicional hecho con plantas y flores y esperamos a que aparezca el resto de personas que ha venido a buscar.
Después de una hora aparece con una chica y su madre y nos dice que ya estamos listos. Nos subimos a una furgoneta y en apenas 10 ,minutos llegamos al Hostel.
Se trata del Hostel "Petera Atamu", lo reservó Romà por internet ya que apenas quedaban alojamientos para estas fechas. Tenemos una habitación pequeña privada , con dos camas individuales y baño compartido. No se ve muy limpio, tiene muy pocas comodidades y parece poco cuidado, pero para dormir y poco más será más que suficiente.
Como no hemos cenado decidimos salir a buscar algún restaurante. Caminamos y en 10 minutos llegamos al centro del pueblo. Hay una calle central y cuatro calles más que la rodean. Preguntamos en dos locales que parece que estén abiertos, pero nos comentan que ya van a cerrar. Por suerte lo que sí está abierto es un supermercado. Compramos unas salchichas de frankfurt, queso de untar, panecillos y ketchup, esa será nuestra cena.
Ya se nos han hecho casi las 03h ente una cosa y otra, así que nos vamos a la cama con nuestro cuerpo arrastrando el cansancio de 21 horas "non stop".

No hay comentarios:

Publicar un comentario