02/03/2017 CHIMBOTE - CHICLAYO (347 km.)
PLAYA PIMENTEL
La habitación donde hemos dormido da a la carretera principal por donde no dejan de circular coches, pero eso no es lo peor, en Perú los conductores no dejan de tocar el claxon para avisar de cualquier cosa, nosotros aún no hemos descifrado el motivo de su uso. Por ese motivo a las 07h ya estábamos despiertos. Hoy hemos decidido salir ya equipados y parar en algún puestecito que viésemos por el camino. Así a los pocos metros de ponernos en marcha, en una esquina una joven está vendiendo pancitos. Desayunamos tres bocadillitos cada uno con un jugo de papaya por 8 soles.
Poco hay que comentar de la ruta de hoy. Las temperaturas siguen siendo muy elevadas y el sol cae fuerte sobre nosotros. El desierto nos sigue acompañando durante nuestro viaje y el mar se deja ver de vez en cuando como si le diese vergüenza mostrarse.
Hoy me siento especialmente incómodo sobre la moto, no dejo de moverme, me da la sensación de estar sentado sobre una piedra.
La carretera está en buen estado aunque el tráfico se relentiza cuando llegamos a una población o cuando sin mucho sentido en medio de la autopista encontramos varios badenes que te hacen frenar casi por completo la marcha, eso cuando los ves, porque digamos que las señalizaciones, en muchas ocasiones, brillan por su ausencia.
Después de más de 5 horas llegamos a Chiclayo. Vamos directos al "Hostal Villa Santa", el cual hemos reservado esta mañana antes de salir. La habitación doble con baño privado, aparcamiento y desayuno nos sale en soles al equivalente a 20€, un precio un poco más elevado de lo que últimamente estamos pagando pero las cualidades del Hostal lo merecen. Por una noche quiero dormir en una cama decente.
Hemos llegado casi a la hora de comer y sin demorarnos mucho salimos a un restaurante que está al lado mismo del alojamiento. Un menú de almuerzo que contiene ensaladilla rusa de primero y de segundo un plato a elegir (pedimos lomo saltado en este caso para variar un poco). De bebida yo tomo un par de vasos de "chicha morada" y Romà una coca cola. Nos cuesta 14 soles.
No se que me ocurre pero me siento muy cansado y con sueño, quizá la "ayahuasca" me ha dejado bajo de energías, así que como no es muy tarde volvemos al Hostal a descansar un rato.
A las 16h decidimos bajar a la costera población de "Pimentel", la cual se encuentra a poco más de 10 kilómetros de distancia. Hemos leído que es una buena zona para surfear y Romà está emocionado con la idea.
Justo antes de salir Romà recibe noticias de la compañía para el envío de la moto, tendremos que llamarles por teléfono ya que hay que rellenar una documentación que nos enviaron y no queda claro que hay que poner en cada campo.
Nos subimos a la moto e iniciamos la ruta hacia Pimentel. Hacemos varias paradas en busca de teléfonos públicos donde poder llamar a la empresa que es de Colombia, pero por alguna extraña razón no logramos comunicar con ellos. Hasta que finalmente y ya en Pimentel encontramos un locutorio desde donde Romà logra hablar con ellos y rellenar el dichoso documento. Ahora solo falta enviárselo y esperar a que todo esté bien. Luego nos darán las siguientes directrices para poder efectuar el envío.
Entre una cosa y otra se ha hecho algo tarde, son casi las 18h y queda poco para que oscurezca. Romà empieza a buscar donde poder alquilar una tabla de surf y tras preguntar a un hombre que va totalmente equipado para la tarea y recibir sus indicaciones, nos dirigimos hacia una casa que está delante de la playa. Una vez localizada Romà pica a la puerta, pero nadie contesta. Romà ha tenido que olvidarse de su deseo y decidimos dar un paseo por la orilla de la extensa playa, donde largas olas hacen subir y bajar la marea repetidamente. Nos mojamos más de lo deseado y yo me llevo un fuerte golpe en un pié con una madera de grandes dimensiones que el mar expulsa hacia el exterior como si le estorbase. Menos mal que no ha sido nada grave, apenas algunas rascadas y una pequeña contusión a la altura del tobillo.
En la orilla de la playa se encuentran los "caballitos de totora", un tipo de embarcación construido desde 1.000 a 3.000 años a. C. El material que se usa para su construcción son las hojas y los tallos de la planta de totora. Está diseñado para transportar a un navegante con sus aparejos, durante las faenas de pesca marina, aunque en algunas playas del litoral peruano, estas embarcaciones se utilizan también deportivamente para correr olas de forma parecida al Surf.
Sobre algunas de ellas se exponen pescados recién obtenidos del mar para su venta. Una buena donde poder comprar con toda seguridad pescado fresco.
Queda poco rato de luz y el atardecer empieza a engalanar el horizonte.
Antes de que se nos haga de noche volvemos al Hostel. Una vez aquí nos aseamos y salimos a cenar. El bar donde hemos comido está cerrado pero un poco más adelante encontramos otro similar. Los dos pedimos lo mismo, un plato de arroz "chaufa" con pollo, huevo frito y plátano frito. Romà vuelve a tomar coca cola, yo un batido de papaya (es de las cosas que más me gustan gastronómicamente hablando). Nos cuesta 20 soles la contundente cena.
Ya estamos de vuelta en el Hostel, yo dedico un rato a escribir el blog, Romà sigue liado con los documentos del envío de la moto.
Presiento que no voy a durar mucho rato despierto, los ojos se me cierran... ¿será la "ayahuasca"?
Mapa de ruta:
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