11/03/2017 POPAYÁN - ARMENIA (309,5 km.)
SIN PODER SALIR
Son las 08h cuando me despierto, quizá sean las cortinas tupidas o que la habitación da a un patio privado lo que me ha permitido dormir un poco más que los días anteriores.
Salimos a desayunar a una panadería muy próxima. Tomamos varios croissants de jamón y queso con piña y prefiero no mirar en su interior porque me ha parecido ver que tenían algo de moho. También pedimos un par de buñuelos de queso y una bola de bizcocho recubierta de cacahuetes que alberga en su interior una fina capa de dulce de leche. Romà toma un jugo de guayabana y yo un café con leche. El desayuno nos ha costado 6.000 pesos, menos de un euro por cabeza.
Volvemos al Hotel para recoger todo. Como siempre, ya con todo dispuesto sobre la moto iniciamos la etapa de hoy. Justo al comenzar paramos en una gasolinera para llenar el depósito de combustible. Allí un policía se acerca y comienza a conversar con nosotros sobre la moto y nuestro viaje. Ahora sí que nos ponemos en marcha. La etapa de hoy no tiene nada de especial. Los paisajes han cambiado un poco convirtiéndose en unas extensas explanadas con un fondo montañoso que está muy lejano. La carretera pronto se vuelve una amplia vía de dos carriles por sentido que nos permite acelerar hasta una velocidad similar a la que podrías adoptar en una autopista. No hay mucho tráfico, siendo las motos las grandes dominadoras a lo que se refiere en cantidad de vehículos. Dos paradas serán las que haremos; la primera la hacemos en unos puestecitos a pié de carretera, a unos 70km de Armenia. Romá quiere beber un jugo y en la zona hemos visto anunciado "zumo de uva". Compra una botellita de 500cc que cuesta 4.000 pesos. Al probarla un fuerte sabor ácido se apodera de nuestro sentido del gusto. El vendedor, un señor mayor muy amable, nos explica que ese zumo es un concentrado y que hay que diluirlo en agua y ponerle un poco de azúcar. Se ofrece a prepararnos un vaso si lo deseamos y yo acepto su oferta. La verdad es que mejora bastante en sabor, pero no es nada del otro mundo. También compramos un paquete de pequeñas gelatinas que están cubiertas con azúcar glasé por 1.500 pesos. Charlamos un rato con el señor mientras bebemos y tomamos esos dulces. Nos despedimos y el señor nos desea un buen viaje en compañía de Dios.
La segunda parada la hacemos a 13km de Armenia para poner gasolina. Hay dos tipos, una corriente y la otra extra que es la más buena. El galón (o lo que es lo mismo, casi 4 litros) cuesta unos 11.000 pesos.
Llegamos casi de forma directa al Hotel que ha reservado Romà esta mañana. Se trata del "Hotel Torre Fuerte" y nos ha costado 18€ la estancia, en una habitación de camas separadas, con baño privado y aparcamiento para poder dejar la moto. Mario, el propietario, nos atiende muy amablemente.
Antes de salir le preguntamos por si hay alguna hacienda donde podamos visitar los cafetales y nos explica que hay una a media hora de Armenia, es una experiencia con el mundo del café y se llama "RECUCA" (REcorrido por la CUltura CAfetera) y que a las 15h hacen la última visita. Si nos damos mucha prisa podemos llegar, pero yo prefiero dejarlo para mañana ya que quiero ducharme porque hoy ha hecho mucho calor durante la ruta y además aún tenemos que comer.
Después de asearme nos acercamos a un restaurante que está a apenas 5 pasos del Hotel. Tomamos un menú como hemos venido haciendo últimamente (a partir de ahora lo llamaremos "ALMUERZO" que es como llaman a la comida del mediodía en casi toda Sudamérica) y nos cuesta 6.000 pesos por barba.
Volvemos al hotel a descansar un poco. Yo me pongo en modo escritor y Romà en modo editor cinematográfico.
Hablamos de salir más tarde a dar un paseo por el centro pero repentinamente escuchamos como unos estruendosos truenos avisan que una fuerte tormenta está a punto de llegar y así sucede. Más de 3 horas lloviendo sin parar nos clausuran dentro de nuestra habitación. A las 19h parece que ha cedido un poco la fuerte lluvia y aunque aún chispea nos enfundamos la chaqueta impermeable y salimos a la calle.
A unas pocas cuadras se encuentra el centro. Paseamos por una calle comercial repleta de comercios y restaurantes. Como estoy en Colombia no puedo perderme tomar uno de sus ricos cafés, conocidos mundialmente por su calidad, aroma y sabor. Entramos en una cafetería en la que se respira un ambiente exclusivo, los precios van acordes a ello. Romà que no le gusta el café se pide un jugo, yo quiero degustar un buen café. Me sorprende ver en la carta que hay 6 formas diferentes de prepararlo, podéis leer sobre ellas aquí:Métodos de preparación de café.
Tras una breve explicación de uno de los camareros me quedo con la forma llamada "Chemex" ya que según dice este método resalta la acidez, la dulzura y suavidad del café, siendo uno de los sistemas que ofrecen un resultado más equilibrado. De la misma manera solicito el café más "redondo" (un término más usado para los vinos equilibrados) que tengan de entre todas las variedades que ofrecen. Me gustaría poder deciros su nombre pero me es totalmente imposible recordarlo.
Un joven se acerca con una pequeña báscula, la jarra donde preparará el café, una jarrita con agua a 87 grados y un recipiente con café molido. Nos da una breve explicación de la historia y funcionamiento del método escogido así como del café que voy a tomar y de todo el procedimiento de elaboración que va a llevar a cabo. Parece una clase teórica de como preparar un delicioso café. Efectúa los pasos que nos ha comentado y explica el motivo de cada uno de ellos. Todo tiene su por qué, el peso del café, la cantidad de agua utilizada, el tiempo que debe remojar el café en con un poco de agua (el cual cronometra con exactitud) para que este se expanda y libere su CO2 antes de volcar el resto de agua para obtener finalmente el tan preciado café. Nos recomienda que no le echemos azúcar para así notar todas las notas de sabor que nos va a ofrecer la bebida.
Una vez listo y habiendo obedecido las exactas indicaciones del dependiente doy un primer sorbo al brebaje. Está amargo pero a su vez suave, unas notas herbáceas se intuyen en la boca con una acidez un poco elevada para mi gusto. Una experiencia agradable que nos han costado 6.000 pesos.
Después de tomar el café con toda la tranquilidad que se merece salimos a pasear en busca de un restaurante para cenar. Como es el centro los precios son un poco desorbitados y finalmente entramos en el "Torito al Carbón". Yo me tomo un plato de lomito de cerdo con acompañamiento y Romà una hamburguesa completa con patatas. De beber tomamos un par de cervezas. El costo de la cena asciende a casi 31.500 pesos, que aunque parece mucho, pero no llega ni a 9€.
Volvemos al Hotel y cada uno nos ponemos con nuestras tareas, Yo a escribir y Romà a editar videos.
Después de mirar la ruta que haremos mañana nos acostamos al filo de la media noche...
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