15/03/2017 YARUMAL - SAHAGÚN (292,4 km.)
CON LA MIRADA PUESTA EN LA ETAPA FINAL
A las 08h ya estamos despiertos y sin demora salimos a la calle a desayunar. Justo delante del Hotel una panadería llama nuestra atención. Entramos y tomamos un par de pastas dulces para mí con un pintado y Romà tres empanadas de carne y un buñuelo acompañado de un jugo de botella (9.000 pesos).
Volvemos al Hotel y cogemos todas nuestras cosas. Nos encaminamos al aparcamiento y tras pagar los 6.000 pesos que nos ha costado dejar la moto allí toda la noche salimos para iniciar nuestro penúltimo día de ruta.
Al poco de abandonar el pueblo retomamos la carretera revirada que ayer nos llevó hasta allí, todo sigue siendo igual, lo único que cambia es el tiempo ya que aunque hay algunas nubes parece que hoy la lluvia nos va a dar un respiro.
La carretera que sigue siendo de un carril por sentido se mantiene apestada de camiones y durante la ruta vemos algunos adelantamientos que no terminan en catástrofe de milagro.
El paisaje recuerda a Asturias o Galicia ya que las vacas campan a sus anchas sobre extensas praderas de verde pasto que se pierden en el infinito.
Alcanzamos un puerto de montaña y la densa niebla aparece ante nosotros aunque por suerte dura poco y podemos seguir el camino sin problemas. Tras dejar a nuestras espaldas la cima conseguida una pronunciada bajada precede nuestros pasos. En cuanto llegamos a la falda de la montaña el calor empieza a castigarnos y debemos parar al borde de la carretera para quitarnos la ropa que nos sobra aunque no es suficiente para mitigar el calor que hace. Ahora el paisaje cambia junto con la carretera; circulamos durante muchos kilómetros por largas rectas sobre plano acompañando el curso de un extenso río amazónico, el cual nos hace un quiebro abandonándonos y dejándonos solos ante las extensas llanuras cubiertas de vegetación y arboledas.
A las 13:30 horas paramos en un restaurante de carretera para comer. Tomamos un "ALMUERZO" (28.000 pesos) y sin perder tiempo volvemos a la carretera.
Sin haber recorrido una gran distancia hacemos una nueva parada para cargar la moto de combustible, apenas nos quedan 100km de recorrido, pero el susto viene cuando a menos de 10km de llegar a nuestro destino Romà empieza a hacer gestos un poco extraños sobre la moto. Se desabrocha la chaqueta mientras conduce y se agarra su pecho derecho con la mano izquierda. De repente para la moto y me dice con urgencia "rápido, bájate de la moto!". Yo que me imagino lo peor le pregunto qué es lo que le ocurre y me dice, "mira, me ha picado una abeja en el pecho!". Y así es, el aguijón está clavado en su pecho. Se lo retira cuidadosamente a la vez que agarra con la otra mano la camisa dejando la abeja en el interior de su puño. Poco a poco va abriendo la mano hasta que libera a la abeja de la cual se observa claramente como le cuelga su propio intestino, y es que las abejas cuando pican se dejan la vida en ello. Un poco dolorido seguimos esos pocos kilómetros que nos quedan hasta que llegamos a nuestra meta de hoy, el alojamiento "Hotel Central" en el pueblo de Sahagún. Quedarnos una noche en habitación con 2 camas, baño privado y estacionamiento para la moto nos sale por 60.000 pesos.
Ya acomodados nos damos una ducha y lavamos parte de nuestra ropa sucia, aquí hace mucho calor y seguro que de un día a otro queda bien seca.
Salimos a la calle a hacer unas fotocopias de los documentos que Romà tiene que entregar en la naviera (quiere tenerlo todo bien preparado para cuando lleguemos mañana que no haya ningún problema) y de paso nos acercamos al centro a dar un paseo. Yo que estoy sediento me compro un helado casero que ofrece un vendedor ambulante. Es de hielo, color rosa y blanco y por encima le pone un chorrito de leche condensada. Lo cierto es que no sabe a nada pero los 500 pesos que cuesta lo justifica. En cuanto lo termino cae otro helado que compramos en una farmacia. Romà se come uno de crema y yo uno de hielo con sabor a limón, pero esto tampoco logra quitarme la sed. Caminamos en busca de un sitio donde nos ofrezcan algo de beber y muy cerca, en el mercado central, varios puestos ofertan empanadas y jugos naturales. Romà se toma uno de maracuyá con agua, yo escojo el de plátano con leche. El mío está delicioso pero el medio litro que me ha sido preparado me deja extasiado. Los precios siguen siendo absurdos, 1.000 pesos cada uno. En un puesto colindante veo preparar empanadas de varios tipos. El olor de la fritura me abre el hambre y decido comprarme una de pollo (1.000 pesos).
Con la panza llena volvemos al Hotel a descansar un poco. El pueblo no da para mucho más y decidimos retirarnos hasta la hora de cenar.
A las 19:30 volvemos a los puestecitos de antes y nos tomamos tres empanadas cada uno, el precio muy asequible, 5.000 pesos entre los dos.
Antes de volver al Hotel nos acercamos a un supermercado para comprar agua, no es que nos ahorremos mucho dinero, pero algo es algo.
Ya en la habitación cada uno se pone a sus labores... y así hasta la hora de dormir.
Mapa de ruta:
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