13/03/2017 MANIZALES - GUATAPÉ (278 km.)
LAS 4 ESTACIONES SIN BAJARNOS DE LA MOTO
Damos un paseo por la zona y Romà se compra un vaso de mango cortado (3.000 pesos). Yo que veo un local lleno de gente donde se respira autenticidad decido entrar para tomare un café con leche, o como ellos lo llaman un "pintado". Un vasito de leche tintado por unas cuantas gotas de café que cuesta 900 pesos (apenas 25 céntimos de euro).
Volvemos al Hotel con la esperanza de encontrar mi teléfono totalmente cargado. Cabe decir que desde hace tiempo nos desplazamos con el gps de mi celular como único método de orientación ya que el cargador que instalamos en la moto dejó de funcionar debido al agua que le entraba cuando llovía y el teléfono de Romà hace fiascos por todas partes. Ayer olvidé mi cargador en la moto y dejé el teléfono toda la noche conectado al usb de la tv de la habitación, pero aunque al principio cargaba al cabo del rato dejó de hacerlo y por la mañana pudimos comprobar que estaba a 0 de carga. Así lo dejamos conectado al portátil de Romà con la esperanza de obtener suficiente batería como para que nos pudiese guiar durante nuestra etapa de hoy. La carga marca 50%, creemos que durará lo suficiente como para llegar a nuestro destino.
Agarramos todos nuestros enseres y caminamos hasta el aparcamiento donde está la moto. Guardamos todo y pagamos los 1500 pesos de las tres horas que hemos tenido la moto estacionada pasado del horario nocturno/gratuito.
Sin muchas complicaciones y sirviéndonos de guía las indicaciones que nos ha dado el vigilante del parking logramos abandonar Manizales y encaramos la carretera hacia Medellín.
Hemos salido con nubes pero el tiempo se siente muy caluroso. La carretera sigue siendo muy revirada y la vegetación abunda allá donde miramos. Pero vamos a encontrarnos con un contratiempo, la carretera está en obras y nos hacen parar en muchas ocasiones debido a los trabajos que están haciendo. Será durante muchísimos kilómetros que nos vamos a encontrar con ese problema. El sol va pegando en nuestros cuerpos e incluso Romà decide conducir sin chaqueta. Yo prefiero dejármela aunque no dejo de sudar.
Son casi las 14h y de repente el tiempo cambia. Al tomar una cota alta de montaña empieza a hacer frío, el cielo se tapa y la lluvia hace acto de presencia con poca notoriedad. Decidimos parar en un restaurante de carretera para comer y de paso esperar a ver si despeja. Comemos por casi 10€ el típico "ALMUERZO". La lluvia ha parado y aprovechamos ese momento para seguir la ruta.
Al llegar a la altura de Medellín el tráfico se satura pese a circular por la llamada "Autopista Regional". La lluvia aparece de manera intermitente pero por suerte no llega a caer con bravura en ningún momento. Con algo de sufrimiento logramos pasar Medellín y nuevamente una carretera de curvas nos espera hasta nuestra meta, 70km ni más ni menos. Cada vez sufrimos más el frío y el estar húmedos no ayuda por lo que decidimos hace una parada técnica para ponernos más ropa, no obstante decidimos arriesgarnos a no ponernos los chubasqueros.
La lluvia no ha dejado de caer por momentos y el frío se ha ido disipando hasta nuestra llegada al Hostel, la "Galería Gautapé Hostel" donde nos alojaremos en una habitación para 4 personas con baño compartido por 35.000 pesos cada uno.
Lo mejor del Hostel son las vistas que tiene a la famosa "Piedra del Peñón" y a la laguna que baña sus pies.
En el Hostel conocemos a Dani, un chico de Málaga que hace meses que está de viaje y que como estandarte tiene la gracia andaluza que corre por sus venas.
Nuevamente se pone a llover y la idea de hacer el ascenso al Peñón o de alquilar un kayac para dar un paseo por la laguna se van al traste, lo tendremos que dejar para mañana. A cambio de eso nos daremos una ducha y tras tomaremos una cerveza entre los dos compartiendo aventuras entre los huéspedes que deambulan por el alojamiento. Se nos ha echado la noche encima, así que decidimos ir paseando hasta el pueblo que está a 2 minutos para así tomar la cena a una hora prudencial. No es que la oferta de restauración sea muy amplia, y terminamos por decantarnos por el restaurante que vemos más iluminado y con más gente. Tomamos pechuga de pollo a la brasa con su acompañamiento y una cerveza para cada uno (30.000 pesos). Durante la cena nos acompañan dos perros muy majetes a los que de vez en cuando les cae algo de comida... es que no puedo evitarlo!
En cuanto volvemos al Hostel una parte de los huéspedes está haciendo yoga, otros ven un capítulo de la serie "Black Mirror" y otros descansan en sus habitaciones. Nosotros nos retiramos a la nuestra, yo debo escribir un poco y Romà se entretiene con el señor google en busca del animal de compañía que piensa comprarse en cuanto vuelva a Barna... y así hasta la hora de dormir.
Mapa de ruta:
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