08/03/2017 AMBATO - VOLCAN QUILOTOA - CAYAMBE (120 km. + 160,3 km.= 280,3 km.)
VOLCAN QUILOTOA
De nuevo el amanecer nos despierta. Hoy tenemos muchas cosas por recoger y eso nos llevará su tiempo. Después de enrollar los colchones, plegar la tienda de campaña, volver a colocar toda la ropa en las maletas y recolocar "la gorda" y la guitarra, quedamos listos a las 09h para retomar la carretera.
Lenin y Grace, que deben marcharse, se despiden de nosotros y les agradecemos enormemente que nos hayan acogido en su casa durante esos 2 días. Tienen un libro de visitas el cual rellenamos con una simpática dedicatoria.
Justo antes de salir nos hacemos unas fotos junto a Dani, Héctor, Jaen y Leti. Ha sido un gusto coincidir con todos ellos, pero debo mencionar sobre todo a Dani, he coincidido poco con él, pero realmente se le ve un gran tipo con el que he sentido afinidad desde el principio. Seguro que nos volveremos a ver en nuestra tierra!
Salimos de la casa y en el mismo pueblo, paramos en un bar muy humilde donde yo tomo un desayuno continental que contiene un café con leche, un bocadillito de salami con queso y 2 huevos revueltos (2$). Romà por su parte se pide un jugo y 2 bocadillitos (1'2$). Un desayuno que nos sale muy económico y bastante completo.
El día está nublado y presagiamos que la lluvia hará acto de presencia durante la etapa.
A 40 kilómetros, en el pueblo de Lacatunga, nos desviamos de la carretera principal para dirigirnos hacia el volcán Quilotoa, el cual alberga en el interior de su cráter una laguna de aguas calmas de color azulado y verdoso, considerada una de las 15 lagunas de origen volcánico más bellas del mundo.
Tras recorrer unos 50km circulando por una carretera muy revirada en la que Romà ha disfrutado como un enano de la conducción, hacemos una minúscula parada para tomar unas fotos de las montañas que nos escoltan, a escasos kilómetros de nuestro destino.
Tras retomar la ruta, en muy pocos minutos llegamos a la entrada del recinto del lago, se trata de una recreación de una comunidad antigua llamada "Shalala", lugar donde se encuentra el mirador de cristal. En el aparcamiento una mujer sale a recibirnos y a cobrarnos los 2$ que cuesta la entrada por persona.
Tras retomar la ruta, en muy pocos minutos llegamos a la entrada del recinto del lago, se trata de una recreación de una comunidad antigua llamada "Shalala", lugar donde se encuentra el mirador de cristal. En el aparcamiento una mujer sale a recibirnos y a cobrarnos los 2$ que cuesta la entrada por persona.
Apenas caminamos 5 minutos y llegamos al mirador. Las vistas son espectaculares, lástima que la nubes no dejan que el sol ilumine los bellos colores que esconde la laguna.
Unos nuevos minutos de introspección personal dan paso al último tirón en moto.
Tras volver sobre nuestros pasos hasta la ciudad de Lacatunga, empalmamos con la carretera principal E35 dirección Quito. Se trata de una carretera muy amplia, de 4 carriles por sentido y donde de manera sorpresiva a la vez que extraña aparecen semáforos para regular algunos cruces.
Nos tomamos nuestro tiempo para pensar y agradecer por todo lo que la vida nos está permitiendo vivir. El viento parece impacta contra nuestro rostro y la sensación de libertad es absoluta.
De nuevo nos ponemos en ruta y tras recorrer unos pocos kilómetros otra impresionante vista nos obliga a parar. Un gran cañón se abre a nuestra izquierda, rodeado por montañas parece tener su boca abierta como si las fauces del infierno quisieran hablarnos. Unos nuevos minutos de introspección personal dan paso al último tirón en moto.
Tras volver sobre nuestros pasos hasta la ciudad de Lacatunga, empalmamos con la carretera principal E35 dirección Quito. Se trata de una carretera muy amplia, de 4 carriles por sentido y donde de manera sorpresiva a la vez que extraña aparecen semáforos para regular algunos cruces.
Cuando nos faltan unos 40km para pasar por Quito la lluvia aparece en el cielo. Aprovechamos el momento para parar a comer en un restaurante de carretera y así esperar a ver si amaina. Tomamos un almuerzo compuesto por sopa de primero y de segundo pollo acompañado de tallarines y arroz con un refresco incluido (2$ cada uno). La sorpresa es ver que en ese bar tienen canal digital y está a punto de comenzar el encuentro de vuelta de los octavos de final de la Champions que enfrenta al Barça y al París Saint Germain. El Barça tiene que remontar un 4-0 del partido de ida si quiere seguir vivo en la competición. Vemos la primera parte, el Barça va ganando 2-0, se puede soñar con la remontada. Nos planteamos ver todo el partido, pero no queremos arriesgarnos a tener que circular de noche, así que como la lluvia sigue cayendo, nos equipamos bien y volvemos a la carretera.
Vamos siguiendo las indicaciones que me marca el gps de mi móvil, pero al llegar a la ciudad de Quito me quedo sin batería. Ahora tocará improvisar o ir preguntando a los transeúntes que nos vayamos encontrando por el camino.
Aunque habíamos barajado la posibilidad de ir a la cuidad de Quito, finalmente la descartamos ya que a Romà no le hace gracia entrar en las grandes ciudades con la moto porque se hace muy difícil circular y la verdad es que lo comprendo. En el norte de Quito hay un monumento a "La Mitad del Mundo", pero la realidad es que el ecuador no pasa por ahí, sino que está unos kilómetros más al norte, muy cerca de la ciudad de Cayambe, donde también hay un pequeño monumento y un reloj solar de grandes dimensiones por donde pasa realmente el Ecuador. Por ese motivo decidimos finalmente hacer la parada en esa ciudad y no en la capital de Ecuador.
Tras preguntar a un par de personas tomamos la dirección correcta y tras 2 horas de circular por una difícil ruta en una carretera con un único carril por sentido, plagada de camiones, con la lluvia que no ha cesado, un frío intenso y yo que estoy congelado llegamos a nuestro destino. De nuevo me acuerdo de Romà y su maravillosa idea de enviar de vuelta a Barcelona mis guantes de goretex y como no, no dudo en hacérselo saber.
Olvidamos la idea de ir a visitar tanto el monumento a la mitad del mundo como el reloj de sol, es casi de noche y el tiempo no acompaña. Preferimos dejarlo para mañana por la mañana al inicio de la etapa.
A la entrada del pueblo hay un alojamiento, se trata del "Hostal Miraflores". Una habitación con camas separadas y baño privado y con aparcamiento para la moto incluido nos cuesta 20$. Nos parece correcto, sobre todo por toda la situación en la que nos encontramos.
Intento pagar a la mujer con un billete de 100$ ya que es lo único que me queda y la mujer no tiene cambio, por lo que quedamos en que le pagaré después de ir a cenar.
Intento pagar a la mujer con un billete de 100$ ya que es lo único que me queda y la mujer no tiene cambio, por lo que quedamos en que le pagaré después de ir a cenar.
Después de una ducha caliente que me sienta increíble y que me hace recuperar mi temperatura corporal descansamos un rato antes de irnos a cenar.
A las 20h salimos en busca de un restaurante. Le preguntamos a un joven que pasea por la calle junto a su chica y sin parar de caminar nos responde "aquí no hay nada para cenar". Nos quedamos sorprendidos con la actitud del chico y decidimos preguntarle a la señora del Hostal. Nos dice que hay muy pocos sitios y que el más cercano está en la gasolinera que hay en la entrada del pueblo.
Al llegar allí una cantidad de platos preparados están listos para ser servidos. Informamos a la dependienta que queremos pagar con un billete de 100$, a lo que nos contesta que no puede aceptar un billete de ese tamaño. Pocas opciones nos quedan ya, lo único que se nos ocurre es pedirles a los trabajadores de la gasolinera si nos pueden dar cambio. No parece hacerles mucha gracia y debo insistirles en varias ocasiones, hasta que por fin uno de ellos saca un fajo de billetes de su bolsillo y nos hace el favor. Me comentan que en Ecuador se mueven muchos billetes falsos y que por ese motivo no suelen aceptar los grandes.
Cuando vamos a entrar al restaurante observo como una rata se cuela dentro. Se lo comento a Romà y no parece hacerle mucha gracia, de hecho incluso hace el ademán de proponer irnos a otro restaurante, pero ¿a cuál?. Así que al final entramos y cenamos allí mismo. Tomamos un plato combinado, yo unos pies de cerdo con arroz y ensalada de remolacha y Romà un arroz con trozos de salchicha y chorizo acompañados por patatas fritas y plátano frito y de beber un agua y una coca cola. Cenamos por 7$ los 2 y antes de marcharnos nos compramos un par de helados de postre, el mío, un helado típico de Ecuador que lo fabrica la casa "Frigo" que aquí se llama "Pingüino" de ron con pasas y Romà un cono de chocolate y nata (1'8$).
No hay comentarios:
Publicar un comentario