03/03/2017 CHICLAYO - MANCORA (402,3 km.)
DE PLAYA A PLAYA
A las 07h veo a Romà despierto, yo decido quedarme una horita más en la cama. Preparamos todo y nos traen el desayuno a la habitación, algo de postín pero no deja de ser un "hostelyuno". Justo antes de salir Romà revisa su teléfono y ve que le han escrito de la empresa del envío de la moto. Resulta que el documento que envió tiene algún tachón y así no lo pueden aceptar, así que por su tranquilidad nos entretenemos en volver a rellenar el documento y enviárselo nuevamente.
Salimos a las 10h, por delante tenemos 400 kilómetros hasta Máncora. El desierto ha desaparecido y el agua del mar no se deja ver durante casi todo el recorrido. Aún con esas hace mucho calor y la sudada está asegurada.
No tenemos mucha gasolina y no hemos recargado al abandonar Chiclayo sin darnos cuenta que hasta algo más de 100 kilómetros no encontraremos el siguiente surtidor. La moto se ha quedado sin gasolina y paramos para poner la gasolina que tenemos en el bidón. Esos 4 litros nos darán para unos 80 kilómetros, así que algo hay que hacer. Paramos en una tiendecita que encontramos en la carretera y tras preguntarle a cuanta distancia está la siguiente gasolinera la mujer nos informa que ellos nos pueden dispensar algunos litros, el precio del galón (3,785 litros) de la gasolina de 90 octanos lo venden a 18 soles (normalmente cuesta 11) pero nos dice que no le queda y que nos debe vender la de 84 octanos a 17 soles, otra barbaridad. Intentamos negociar el precio pero la mujer nos dice que nonos puede rebajar nada ya que ella no es la dueña del negocio. Como sabemos que no vamos a llegar al siguiente surtidor decidimos poner un galón. La mujer sale con una botella de 3 litros de detergente llena de gasolina. Nosotros que no conocemos muy bien a que equivale un galón decidimos no decir nada, aunque nos parece que nos están timando.
Comemos un tentempié y bebemos un refresco para reponer los líquidos que hemos perdido durante el camino y reemprendemos la marcha. Durante el recorrido vemos varios puestos donde venden gasolina, parece que es habitual que en esa zona la gente se quede tirada debido a las pocas gasolineras que hay en la zona.
Por fin llegamos a Piura donde recargamos de gasolina tanto la moto como el bidón.
Seguimos haciendo kilómetros y como se nos ha echado la hora encima decidimos parar a comer en un restaurante de carretera. Tomaremos un menú clásico por 5 soles cada uno.
Seguimos la ruta y la lluvia hace acto de presencia. Decidimos detenernos para equiparnos para la ocasión ya que no parece que la lluvia nos vaya a dar respiro.
Aunque a 80 kilómetros de nuestro destino final la lluvia se detiene decidimos seguir tal y como vamos vestidos pese al calor que estamos pasando hasta llegar a Máncora. Allí nos dirigimos al "Hostel Psygon Surf", el cual hemos reservado mediante una plataforma de internet. La habitación de 8 personas con baño compartido y desayuno incluido nos cuesta 15 euros.
Hemos llegado muy sudados y el olor a hombre que desprendo me desagrada en exceso. Romà se da una ducha pero en mis planes está acercarme a la playa que la tenemos a dos pasos y darme un chapuzón antes del baño. Así lo hago.
Romà me acompaña. El mar está revuelto ya que es una buena zona para surfear. Me meto en el agua que está a una temperatura muy agradable.
Después de analizar el estado del mar Romà decide ir al Hostel para alquilar una tabla de surf, una hora 10 soles. Mientras él intenta pillar alguna ola yo me voy a correr un poco por la orilla, hace tiempo que no echo una carrerita y mi cuerpo me lo pide.
Ha pasado la hora del alquiler, devolvemos la tabla y retornamos a nuestro alojamiento. Ahora sí que me voy a dar la tan esperada y necesaria ducha.
Se ha hecho la hora de cenar. En el mismo Hostel hay restaurante y cenamos una hamburguesa cada uno que nos cuesta 10 soles por barba, la acompañamos con cerveza bien fría.
En el Hostel hoy hay fiesta, pero no estamos mucho por la labor. Ando algo apático, quizá porque empiezo a oler el final del viaje o porque llevamos varios días haciendo un buen puñado de horas encima de la moto con la única intención de sumar kilómetros e ir aproximándonos al destino definitivo, Cartagena de Indias, en Colombia. Así que me meto a la habitación dónde le dedico unos momentos al blog, de mientras Romà charla con un par de huéspedes españoles que están alojados en nuestra misma habitación.
Me acuesto, se que será difícil dormir, la música está a un volumen bastante elevado que dificultará mi objetivo. Mañana os cuento...
Mapa de ruta:
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