10/03/2017 PASTO - POPAYÁN (251,4 km.)
SEGUIMOS AVANZANDO
Cada día nos despertamos un poco más temprano. Hoy son las 06:30 y ya estamos despiertos. Aunque intento dormir un rato más poco puedo hacer y a poco más de las 07h ya estamos en pié.
Dejamos preparada la moto y salimos a desayunar al bar donde cenamos ayer ya que dejamos los desayunos pagados. Abren a las 08h y llegamos pasados 10 minutos de la hora de apertura. Están preparando el local y casi parecemos más un estorbo que unos clientes. Nos sirven una especie de gofre que acompañaremos con mantequilla, mermelada de fresa y miel. Para beber tomamos unos jugos de frutas bastante artificiales.
Al terminar volvemos al Hotel y acabamos de equiparnos. Ha empezado a llover, para no perder la costumbre, y nos ponemos los chubasqueros en previsión de que posiblemente tarde bastante en parar, si es que lo hace.
Salimos en ruta, hoy tenemos que recorrer cerca de 250km por carreteras estrechas y llenas de curvas. El paisaje no cambia: enormes montañas cubiertas de vegetación con campos de cultivo de café en unas paredes casi verticales y profundos cañones formados por el paso de algún río, es el regalo que la naturaleza nos tiene reservado para hoy. No obstante las nubes amenazan con entorpecer las preciosas vistas que nos acompañarán durante el camino.
La carretera no nos deja ni un respiro con su zigzageo, con largas subidas y bajadas que sortean los sistemas montañosos. Una carretera estrecha, de un carril por sentido, donde abundan los camiones que con su lento circular entorpecen el continuo tránsito de otros vehículos más livianos.
Durante el recorrido hacemos un par de paradas. La primera para quitarnos la ropa de lluvia cuando esta decide retirarse y la segunda en el pueblo de El Bordo, donde Romà retira 600.000 pesos colombianos de un cajero del banco "Bancolombia", en el que aparentemente no nos han cobrado ningún tipo de comisión.
Seguimos la ruta, con una carretera sin apenas cambios y a 10 kilómetros antes de llegar hacemos una tercera parada para echar la gasolina del bidón a la moto. No hemos puesto gasolina antes porque buscamos la "extra" que es la que tiene más calidad pero solamente estamos encontrando la "corriente".
Siguiendo las indicaciones del gps del móvil llegamos al Hotel que he reservado esta mañana antes de salir en ruta. Se trata del Hotel Alcalá. Pagamos en el alojamiento 40.000 pesos (algo más de 11€) por una habitación con camas separadas y baño privado y con derecho a parking para la moto.
Son pasadas las 14h y Romà ya anda malhumorado porque hace rato que tiene hambre, así que sin demorarnos mucho salimos a comer a un restaurante cercano al Hotel donde tomamos un almuerzo compuesto por sopa de primero y un plato de carne con frijoles y arroz de segundo. Todo acompañado por unos jugos de frutas que contenían más agua que fruta (20.000 pesos, 6€). Antes de marcharnos Romà compra algunas porquerías en el mismo restaurante para amenizar la tarde.
Llegamos al Hotel y nos encerramos en la habitación, yo me pongo en modo escritor y Romà vuelve al ataque con su momento "JDT / GOT". Pasamos toda la tarde en la habitación, comemos las porquerías que había comprado y a las 20h salimos en busca de la cena.
Muy cerca se encuentra el centro del pueblo. Donde está el alojamiento se respira un aire de inseguridad bastante palpable: prostitutas deambulando, drogadictos esnifando pegamento, gente de mal aspecto... pero justo cruzamos el puente que desemboca delante del Hotel, llamado "puente del humilladero", llegamos al centro del pueblo.
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Puente del Humilladero |
Parece que hayamos vuelto en un abrir y cerrar de ojos a la época colonial: una plaza de armas preciosa, con edificios blancos, iglesias y otros edificios rústicos que la engalanan. Sus calles adyacentes siguen la misma dinámica y unas lucecitas las adornan con mucho gusto. (Para ver la plaza ingresar en el siguiente link: Popayán)
Allí mismo encontramos un puestecito donde preparan unos pinchitos de pollo y unas "salchipapas" muy curiosas ya que las patatas son sumamente pequeñas. Pedimos una bandejita y dos pinchos y lo acompañamos con una cerveza. La cena nos sale por poco más de 13.000 pesos (unos 3'5€).
Damos un pequeño paseo por el centro y compramos varias bolsita de maní en unos puestos callejeros por las que nos cobran entre 800 y 1.000 pesos.
A mi me apetece salir a tomar algo, pero es muy pronto, tan solo son las 21h y apenas vemos ningún local que cumpla con los requisitos. Lo que sí apreciamos es que las calles están repletas de gente; algunos jóvenes y otros no tanto cabalgan sobre sus bicicletas de "free style" dando saltos y haciendo piruetas, otros se juntan en grupos y conversan sentados en los bancos, alguna pareja se besa apasionadamente y como no, el borracho de primera hora que no puede faltar ha intentado mantener una extraña conversación con nosotros.
Romà, que prefiere no salir, me dice que si yo quiero él hará el esfuerzo, pero que no le apetece nada. No es cuestión de forzar a nadie, pero yo solo no voy a quedarme por allí y tampoco quiero que él me acompañe si no lo va a pasar bien, así que nos volvemos al Hotel.
No es un buen día para mí. Han sido demasiadas horas encerrados en la habitación y eso es algo que yo no llevo bien, siento que estoy perdiendo el tiempo. Estoy en Colombia y la sensación es como si estuviese en cualquier lugar del mundo, ya que me he pasado el día encima de la moto y luego entre cuatro paredes. Me aseguro que eso no me va a volver a suceder. Decido que en cuanto lleguemos a nuestro siguiente destino me iré a pasear si así lo deseo y si él no quiere venir pues que no venga. Cada uno tenemos nuestras prioridades, pero no me gusta nada sentir como he perdido un día en el que podría haber disfrutado de un hermoso paseo por una hermosa ciudad.
Y aquí me encuentro, escribiendo el blog justo antes de irme a dormir sin que sean ni las 00h, en un viernes cualquiera y en una ciudad de Colombia llamada Popayán.
Como cualquier otro día en cualquier otro lugar...
Mapa de ruta:
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