martes, 17 de enero de 2017

04/01/2017 MONTEVIDEO - PUNTA DEL ESTE (Viaje en bus "COT")
AMIGOS BRASILEIROS Y EL "PACO LEÓN" ARGENTINO

Me levanto y desayuno en el Hostel. Voy a ocupar mi mañana en visitar lo que me quedó pendiente el día anterior. Valoro acercarme al parque "Rodó", un parque muy bonito que tiene como principal atractivo que en uno de sus costados hay una playa, pero lo descarto porque está en un extremo de la ciudad y hoy sin duda el plato fuerte y que no me quiero perder es ir al Mercado de Pescadores, que se encuentra al final de la Rambla, casi en el lado opuesto. Se trata de un antiguo mercado de frutas, verduras y carne que abastecía las embarcaciones que atracaban en el Puerto de Montevideo. En la actualidad es un paseo gastronómico, donde abundan sus restaurantes de parrilla, o lo que es lo mismo, de carne a la brasa.
Salgo a la calle con el cielo algo más despejado que ayer pero con las calles aún reflejando la resaca de la tormenta. Para llegar al mercado debo hacer el mismo paseo que el día anterior pero me detengo en puntos que no pude visitar: el mercadillo de antigüedades de la plaza Matriz,
la Catedral Metropolitana ubicada en la misma plaza,
la plaza Zabala.
También callejeo contemplando sus edificios coloniales que me recuerdan inevitablemente a "La Habana Vieja".
 

 

 
Cuando llego al Mercado hay una feria de artesanos. Allí compro algún recuerdo y mi pulsera de Uruguay. Me alegra saber que estoy ayudando a artistas y que la pieza que he obtenido es única.
Estoy al lado del mercado y las terrazas de los restaurantes te dan la bienvenida a su espacio gastronómico. Al entrar, el gentío y el ruido son parte del escenario, los restaurantes están por todas partes, todos con las parrillas encendidas y los grandes pedazos de carne dispuestos encima de las brasas desprendiendo un agradable olor que me abre el apetito.
 

 
Observo los precios y lo veo algo caro para mi presupuesto. Un plato de carne con guarnición cuesta unos 500 pesos (17€) aparte la bebida y el servicio. Lo cierto es que no deja de ser carne, como tanta otra que he comido en Chile o en Argentina, por lo que renuncio a quedarme ahí y me acerco a un pequeño puesto de empanadas que he visto al entrar al mercado y que estaba lleno de gente haciendo cola. Para que te sirvan hay que tomar un número de turno. En cuanto cantan el mío le pido a la chica cuatro empanadas, dos para comer y dos para llevar que serán para la cena y le dejo la responsabilidad de que me ponga las más populares. Cada empanada cuesta 51 pesos y las cuatro dependientas que hay se manejan con mucha soltura. Mientras me las como no dejan de pasar personas que compran sus empanadas. Lo cierto es que están muy ricas,ha sido una buena decisión.
Debo volver al Hostel, a las 16h debo tomar el autobús que me llevará a Punta del Este, pero antes me daré el capricho de tomarme un helado en el puestecito que hay en la plaza Matriz. Se trata de "La Cigale" una heladería tradicional de Montevideo. Me pido una tarrina de tres bolas: chocolate negro, dulce de leche y frutilla. Me lo tomo mientras miro a la gente pasear. Lo cierto es que me ha sabido a gloria!
Llego al Hostel y hago algo de tiempo antes de irme a tomar el autobús que me ha de llevar a la estación de "Tres Cruces".
Llego sin ningún contratiempo y en poco rato tomo el omnibús que en unas tres horas me ha de dejar en Punta del Este.
El viaje se hace algo pesado porque no va directo y hace varias paradas antes de su destino final.
El último tramo discurre por el interior de Punta del Este y ya veo con lo que me voy a encontrar: mucha ostentación, riqueza y un decorado parecido a las grandes ciudades de vacaciones típicas de la costa Valenciana.
Llegamos a la estación central y pregunto donde se pueden tomar los autobuses número 1, 7, 21, 31 que son los que me pueden acercar al alojamiento que está a unos 7 km. del centro. Me indican que en la misma estación tienen parada, pero yo no lo veo claro, sé que deben ir por la costa y emprendo mi búsqueda. Sin haber caminado apenas le pregunto a un chico  y me da unas explicaciones claras que trato de confirmar gestualmente. Parece que no tenga pérdida, pero sí la tiene, no es por donde me ha indicado. Empiezo a callejear y vuelvo a preguntarle a un joven que me indica que voy en sentido contrario. Después de dar vueltas durante casi media hora aparezco en una avenida rebosante de tráfico, ahí debe ser, no hay duda! Hay un policía regulando y le pregunto donde está la parada del autobús a lo que me responde que antes estaba ahí al lado pero que ahora la han quitado y la han llevado a otro sitio que no sabe ubicar. Por suerte veo uno de los autobuses que debo tomar, me acerco para preguntarle si va a la Playa de las Delicias y con un gesto rotundo me dice que no con la mano, que vaya a la parada. Yo no veo parada ninguna pero empiezo a caminar en la dirección que me ha indicado y veo un grupo de gente que parece esperar. Justo ahí se para y desde la puerta le pregunto si va a mi destino y me contesta que sí. El precio de los boletos es de 33 pesos.
En 20 minutos me deja muy cerca del "Mansa Beach Hostel". La noche con desayuno me ha salido por unos 27€, aquí los precios se encarecen porque es una zona vacacional y es temporada súper alta.
El Hostel está en primera linea de mar, tiene una carpa tipo chill out y se respira buen ambiente. Me atiende una chica y el dueño me explica que lleva viviendo 20 años en Madrid y que es "merengue". Ese es el motivo por el que tiene todo pintado de blanco.
Me acompañan a la habitación que compartiré con otras 9 personas.
Lo primero que hago es darme una ducha y me como las dos empanadas que había comprado en Montevideo, estoy hambriento!
Poco más tarde me doy el capricho de tomarme una "caipirhina" en el Hostel, el buen clima y ese sofá "chill out" invita a ello.
Me pongo a escribir un rato y cuando vuelvo a la habitación los compañeros están allí, 6 brasileños, 1 argentino y una pareja que ya está acostada. Javo (Javier), el chico argentino, entabla conversación conmigo, se le ve un buen tipo, risueño, divertido y abierto. Me comenta que lleva un par de días en el Hostel y que conoció a ese grupo de brasileños. Empezamos a hablar entre todos, no nos entendemos mucho, pero si hablamos lentamente algo vamos captando. Uno de ellos habla inglés y entre un idioma y otro puedo explicarle como he llegado ahí.
Me comentan que van a salir por la noche y me invitan a acompañarles. Le comento a Javo si va a ir y me dice que aunque está algo cansado la noche le espera.
Me cambio la camiseta y me pongo una de manga larga, poco más me puedo arreglar y salimos a tomar el autobús para ir al centro.
Ya allí Javo habla con un amigo que nos llevará a algún "boliche" (discoteca) donde nos dejen entrar gratis.
Sin dar muchos rodeos nos encontramos con el amigo y entramos en un garito que tiene dos pistas, así tendremos la posibilidad de cambiar de ambiente si nos apetece. Son las 02h y aún no hay mucha gente, las bebidas son bastante caras, por lo que me tomaré una cerveza que es lo más económico que tienen! El precio 180 pesos (casi 6€).
El local empieza a llenarse y sobre las 03h la pista está a tope. La gente empuja y te arrastra como una marea y se hace imposible estar cómodo allí.  El "dj" pincha canciones de "regaetton", "bachata" y algo de música brasileña, que se repiten cual disco rallado durante toda la noche. Hace gracia ver como los brasileños apenas bailan, pero cuando suena su música enloquecen y empiezan a mover el esqueleto.

Con Javo 
Nos dan las 05h y ya nos vamos retirando. La agonía llega cuando queremos tomar el autobús que nos lleve de regreso al Hostel. Casi tenemos que esperar una hora.
Ya en el alojamiento Javo y yo nos tomamos la última copa, un Fernet con Coca-Cola al que me invita mientras conversamos con unas vistas inmejorables y con el rumor del mar de fondo...
Voy a dormir, aunque solo sea por una hora...




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