martes, 24 de enero de 2017

24/01/2017 FILADELFIA - VILLA MONTES (422 km.)
LA TRANSCHACO DEJA HUELLA. LLEGAMOS A BOLIVIA

"Rutina Matutina" no obstante con un desayuno más que decente.
Al reemprender la ruta empieza el sufrimiento. El camino no mejora, todo lo contrario, empeora a pasos agigantados, los baches son enormes y hay que elegir el único pedazo de tierra en un estado decente para poder pasar, eso cuando lo encuentras, cuando no hay que pasar los baches a una mínima velocidad para no dañar la moto. La conducción se vuelve muy complicada, menos mal que Romà maneja muy bien y con gran seguridad.
Pero no todo iba a ser tan "sencillo", ahora hay que sumarle grandes tramos com barro donde la moto se desliza como si lo hiciese por encima de mantequilla. La verdad es que admiro a mi compañero de viaje por ser capaz de manejar la moto con todo su peso más el del equipaje más el de nosotros dos y salir indemnes de tantas dificultades.
Paramos para descansar, poner gasolina y comprarnos unas chocolatinas para reponer fuerzas.
Al reemprender el camino vemos que hay algún tramo que está asfaltado desde hace poco, otros tramos que están en obras poniendo "parches" a los enormes baches que hay y otros tramos que están cortados por las obras ofreciendo una ruta alternativa para poder circular.
En uno de los tramos alternativos todo parece ir bien, incluso está en mejores condiciones que la vía principal, pero también nos encontramos con varias zonas repletas de barro que conseguimos superar con muchas dificultades hasta que damos con una donde Romà exclama "buf tiu, aquí tenim números". Me agarro fuertemente a los hierros traseros de la moto y tras varias correcciones exitosas de la dirección la verticalidad se hace imposible de mantener cayendo junto con la moto encima de un gran charco de barro. Yo me levanto rápidamente pero la pierna de Romà ha quedado atrapada debajo de la moto. Intento moverla pero me hundo en el barro, son casi 300 kilogramos a mover y en esa superficie se hace casi imposible ponerla en pié. De repente vemos pasar una moto por la carretera principal, me alegro pero también me da rabia ver que aunque estaba cortada alguien está circulando por ahí. Con un grito les pedimos ayuda y bajan a echarnos una mano. Se ponen de barro hasta los tobillos pero logramos liberar a Romà y poner la moto en vertical. Les agradecemos mucho su colaboración y sin apenas esbozar un gesto en su cara se montan de nuevo en su moto y se marchan del lugar. Yo ayudo a Romà a sacar la moto de la zona embarrada tratando de estabilizar el equilibrio de la moto  mientras él acelera cuidadosamente.
Vamos llenos de barro y la moto está rebozada casi al completo. Ahora tendremos que buscar un lugar donde poder limpiarnos y darle un agua a la "peque".
Tras avanzar unos cientos de metros pensamos en retornar a la carretera principal subiendo por una pequeña duna de barro seco. Aplano un poco la zona a base de patadas y sin muchas complicaciones logra subir sin problema, pero ese trayecto dura poco ya que la carretera vuelve a estar cortada por un muro de arena. De nuevo debemos bajar a la carretera alternativa.
Encontramos varias zonas más de barro donde me bajo para testar el terreno y quitarle algo de peso a Romà para poder superarlas con garantías, pero nada puede asegurar que no haya una nueva caída y así sucede, ésta vez es Romà sólo que cae en un terreno fanganoso pero algo menos pringoso.
Revisamos la moto y todo parece estar en su sitio, aunque una de las cajas laterales se ha vuelto a descuadrar, no obstante permanece bien cerrada.
Llenos de barro llegamos a un pequeño poblado donde hay una gasolinera y menos de 10 casas, se trata de "La Guardia". Allí hay casitas que hacen la función de bar donde pueden servirte para comer lo que tengan preparado ese día. En algunas tan solo pueden ofrecerte empanadas pero encontramos una donde nos hará un plato de "bife" (bistec) con arroz. Pagamos unos 60.000 guaraníes por la comida (algo caro para lo que hemos ido pagando últimamente en Paraguay), pero barato para nosotros, unos 10€ al cambio. Como un favor le pedimos si podemos utilizar un poco de agua para limpiar la moto y algunas prendas nuestras y sin problema nos ofrece una manguera que conecta a un pequeño grifo que tiene en el patio. Allí le pasamos un agua a la moto quitándole gran parte del barro que ha acumulado.  
Yo limpio varias cinchas, mi camiseta y mis guantes de moto, el resto es misión imposible. Romà prefiere ir manchado, dice que queda más "auténtico".
Le agradecemos todos los favores y seguimos ruta, ahora un poco más ligeros de peso.
Íbamos a seguir por la ruta 9, la "transchaco", pero nos han recomendado que quebremos a la izquierda porque iremos directos a la frontera tras recorrer 60km de buen asfalto ya que lo que queda de ruta 9 es casi impracticable.
Creemos que ya hemos tenido suficiente por hoy y tomamos ese desvío.
La carretera está en perfectas condiciones, apenas nos cruzamos con ningún vehículo pero sí con unos zorrillos y una tortuga a la que logramos quitarle una garrapata pero que cuando nos fijamos vemos que tiene decenas de ellas pegadas en el interior de su caparazón.
La apartamos de la carretera y seguimos nuestro camino hasta llegar a la frontera.
Justo antes unos militares nos preguntan cual es nuestro destino y tras informarles nos dejan continuar la marcha.  
Una vez llegamos a la frontera no encontramos a nadie al margen de los funcionarios que nos atienden. Es una frontera unificada. Sellamos nuestros pasaportes sin ningún contratiempo y nos comentan que a unos 800 metros encontraremos la aduana de Bolivia donde deberemos sellar los trámites de la moto.
Vamos algo justos de gasolina y alguien nos comentó que en la frontera no encontraríamos gasolineras ni tiendas, pero que había una persona de nombre "Eco" que nos podría suministrar unos cuantos litros justo al lado de la aduana de Bolivia.
Al terminar los trámites una casa frente a nosotros apunta a ser lo que andamos buscando. Hay un jóven y una señora mayor vestida al modo tradicional sentados en un patio por donde corretean perros, gallinas y un par de loros. Le pregunto por "Eco" y me dice que no está, le pregunto por si tiene gasolina y me contesta que sí y que el precio es de 7.000 guaraníes.
Allí llevamos la moto y al ver la claridad y la poca densidad de la gasolina decidimos ponerle tan solo 4 litros que mezclaremos con lo que llevamos en el bidón.
Nos tomamos un respiro bebiendo un refresco en compañía del joven y de la señora que están de lo más relajado. Romà juega con un loro que al principio parece amigable pero que más tarde saca su mal carácter.
Debemos seguir la ruta sin entretenernos mucho, nos quedan 120km hasta "Villa Montes" y nos han dicho que aunque la mayoría de recorrido pasa por asfalto hay un tramo de unos 20km que se hacen sobre tierra.  
Justo reemprender el camino un par de militares nos dan el alto. Nos hacen varias preguntas y anotan la placa de matrícula de la moto y los datos de Romà, los míos no los necesitan.
Apenas 20km más adelante de nuevo otros militares nos paran. Les decimos que justo al pasar la frontera nos han tomado los datos pero ellos insisten en que les facilitemos los documentos. Así lo hacemos y sin mayor complicación nos dan permiso para continuar.
Las vistas cambian radicalmente, de los que eran las planicies verdes en Paraguay unas grandes montañas se empiezan a divisar en el horizonte. Las vacas y caballos abundan el camino por el que pasamos y la carretera está en buenas condiciones exceptuando algunos tramos, hasta que nos encontramos con la tierra. Se puede circular con bastante comodidad pese al terreno y las vistas cada vez son más espectaculares, empieza a anochecer y en el cielo rojos y blancos se entrelazan para regalarnos un lienzo inigualable.
Casi de noche llegamos a "Villa Montes". Tras preguntar a varias personas damos con un Hotel que aparentemente cumple nuestras expectativas. La noche nos costará 220 bolívares (es la moneda de Bolivia y el cambio está a 1€ = 7 bolívares).
No aceptan tarjeta por lo que debemos ir a buscar un banco cercano. Tras dar muchas vueltas e ir a varios cajeros finalmente retiro en el "banco fie" 1400 bolívares de mi cuenta personal ya que con la tarjeta de la cuenta común no nos permite hacer el reintegro. Me alegro al ver que no nos han cobrado nada de comisión!
Justo delante hay un par de restaurantes y como ya es algo tarde decidimos cenar para luego ir al Hotel y ya no movernos de allí. Los precios económicos se empiezan a notar, cenamos un par de brochetas de carne a la brasa acompañado de arroz y una botella de agua de 2 litros por 30 bolívares, unos 5€. Aunque por un momento nos parece que nos quieren timar al comentarnos que un botellín de cerveza "Pazeña" cuesta 17 bolívares. No nos cuadra que una cerveza cueste más que un plato de comida.
De vuelta al Hotel coincidimos con 3 alemanes que están haciendo el mismo recorrido que nosotros por Suramérica pero a la inversa. Nos comentan que a ellos les costó solamente 400€ el envío de las motos desde su país pero que eso era debido a que se juntaron con otros 7 moteros  y que los 10 llenaron un contenedor.
Mientras charlamos con ellos tomamos una cerveza que compramos en el hotel.
Aprovechamos para preguntarle al joven recepcionista por el precio de la cerveza en los restaurantes y le comentamos lo ocurrido pocos minutos antes mientras cenábamos. Nos explica que el precio es correcto ya que la cerveza es bastante cara en Bolivia.
Ya en la habitación limpiamos toda la ropa de moto intentando retirar el máximo de barro posible. También limpiamos maletas, colchonetas y todo aquello que ha estado en contacto con aquél barrizal. Dejamos el baño convertido en un sueño para "Don Limpio" pese a que intentamos darle un repaso quedando finalmente algo presentable.
Después de tender toda la ropa nos damos una ducha y caemos muertos sobre nuestras cómodas camas con el derecho bien ganado de dormir en paz.
Si queréis ver esta aventura en video, clickar el siguiente link: Romà Vidal - Iguazú y carretera Transchaco

Mapa de ruta:


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