martes, 24 de enero de 2017

11/01/2016 RIO DE JANEIRO
TRILHA DOIS IRMAOS Y SEGUIMOS EN REMOJO

Después de desayunar y sin haber preparado nada me sale el plan de ir a hacer la "Trilha Dois Irmanos" junto con mis compañeras de habitación "croissant", así es como llamaré a la chica francesa y Mariela, la argentina. Los chicos brasileños nos contaron que la habían hecho y que tenía unas vistas espectaculares. Yo prefería ir acompañado ya que para llegar a su inicio debes pasar por el medio de una favela y aunque comentan que está pacificada a mí me da cierto reparo. Creo que es una buena oportunidad de hacer algo que no hubiese hecho de tener que ir solo.
Al salir "croissant" es quien tiene las indicaciones y nos dejamos llevar a un paseo sin rumbo ni sentido que lo único que hace es retrasar nuestra visita más de media hora. Al final tomo yo las riendas, vuelvo al Hostel y les pido que me den las señas para poder llegar. Parece fácil!
Caminamos hasta llegar al paseo de la costa y sentido playa de Ipanema tomamos un autobús que tiene como destino "Nyemeyer" o "Vidigal" que es la favela de la que he hablado anteriormente. Su costo es de unos 4 reales. En cuanto dejamos la playa de Ipanema empieza un recorrido por un cerro paralelo a la costa donde poco más adelante nos encontramos con el Hotel "Sheraton", un edificio que destaca por encima de los demás por sus grandes dimensiones. Justo al pasarlo hay que solicitar parada al autobús ya que será ahí donde nos apearemos. Una vez bajamos ya nos encontramos en la favela. Caminamos unos pocos metros hacia la derecha llegando a una plaza donde nos aguardan unos jóvenes con motocicletas que por 5 reales nos suben por una carretera revirada hasta el principio de la trhila. El recorrido es corto pero entretenido debido al ambiente que se respira. Se ve bastante policía en la zona y eso me tranquiliza un poco.
Al bajar de la moto los jóvenes conductores nos indican que hay que cruzar un pequeño campo de fútbol y ahí es donde empieza la trihla. Así lo hacemos y sin ningún tipo de dificultad comenzamos el ascenso. Es un camino empinado y resbaladizo que discurre entre árboles selváticos y ruidos emitidos por animales salvajes entre los que destaca el "macaco" un mono de pequeñas dimensiones que abunda en la zona.  

Al llegar a cierta altura el camino se vuelve más empinado y Mariela que sufre de vértigo decide quedarse esperándonos. Lo ha intentado pero no se ve capaz de continuar.
Poco más arriba se abre una vista espectacular de la favela de "Vidigal". Tomo varias fotos de las casas que se esconden entre el nublado cielo y el asfalto.

Seguimos subiendo y de vez en cuando tengo que esperar a "croissant" ya que va más lenta que yo. En un momento ya estamos dentro de las nubes. Las vistas desaparecen y aunque estamos cerca de la cima "croissant" decide no continuar. A mi que me gusta encumbrar montañas no voy a dejar la oportunidad de hacerlo en ésta ocasión aunque no haya la tan deseada vista que hemos ido buscando.
A unos 200 metros llego a la cima. Efectivamente las nubes se comen todo lo que se puede ver, pero ha valido la pena, uno se siente satisfecho cuando llega a la cumbre.
Bajo bastante acelerado, no quiero que me esperen mucho rato, Mariela ya lleva casi una hora sola.
Llego rápido y marchamos del lugar. Justo antes de llegar a la favela, un vendedor ambulante nos dice que si queremos comer "açair" hay una panadería al principio de la favela donde lo hacen muy rico y barato. Una vez llegamos me pido un vaso de 400cc que me cuesta 5 reales. El "açair" es una fruta morada de la que hacen una especie de sorbete que está delicioso. Me sienta fenomenal después del desgaste del ascenso y de sufrir el calor sofocante que hace en esa ciudad.
Bajamos caminando por la favela, hay que aprovechar que nos han dicho que está pacificada. El paseo se hace normal aunque no dejo de vigilar mi entorno por lo que pueda pasar. Es un paseo que me apetecía mucho hacer, no todos los días paseas por una favela donde puedes respirar su curioso ambiente único.

Al llegar al final tomamos el autobús de vuelta. Yo me bajo un la playa de Ipanema ya que me voy a a cercar a un estaurante que me rcomendó el guía del tour para comer una "feijioda", un plato típico ancestral que comían los pobres con los restos de las comidas de los restaurantes acompañado de arroz y frijoles. Ahora evidentemente no lo elaboran de esta manera. El restaurante se llama "La Casa de la Feijoada". Al llegar miro la carta y su precio me asusta por lo que decido resignarme a ello. Casi 100 reales el plato, me parece un abuso.
Decido comer al lado unas porciones de pizza y acercarme a la playa de Ipanema a pasar un par de horitas. Pero todo será un espejismo, a la que coloco la toalla en la arena empiezo a ver asomarse unas nubes negras, fuertes truenos se dejan oír y parece que se avecina tormenta. Recojo rápidamente, toda esa situación me hace recordar lo que viví en Montevideo, y menos mal que lo hago porque de repente un fuerte viento se levanta, hay sombrillas volando por todas partes, alguna se levanta a decenas de metros del suelo. Camino rápido y la lluvia empieza a sentirse, cada vez más fuerte. Toda la gente que estaba en la playa empieza a correr como pollos sin cabeza por las calles buscando refugio, otra escena de Hollywood que se repite en mi cabeza. Sin haberme mojado mucho llego a una iglesia donde me resguardo. Allí hago tiempo hasta que noto que la lluvia ha disminuido.
Empiezo a pasear y parece que el tiempo me va a dar un respiro. Miro algunas tiendas y me compro un par de camisetas tiradas de precio (3€ cada una) para suplir a mis viejas y roídas prendas.
Paseando llego al Hostel donde sin perder mucho tiempo me preparo la cena, mi querido pollo con arroz. Al terminar me subo a la habitación. Yo esa noche no tengo intención de salir pero en cuanto llego me encuentro con los brasileños que me incitan a acompañarlos esa noche ya que va a ser la última que vamos a coincidir porque al día siguiente se marchan. Lo cierto es que no me apetece nada y empiezo a plantearme en mi cabeza que hacer. Al final me apunto, Bruno me ha insistido bastante, se que le hace ilusión que vaya.
La verdad es que cuando uno no tiene la predisposición de hacer algo las cosas no acompañan y así fue la noche.
Primero tomamos bebida tipo "botellón" en la terraza del Hostel, luego seguimos en la la playa de Copacabana, más tarde volvimos al alojamiento para dejar las botellas y ya emprendimos camino hacia la discoteca. De camino estuve a punto de retirarme, incluso lo comenté pero Bruno no iba a dejarme ir tan fácilmente y con unas cariñosas palabras me convenció para quedarme.
Entramos en el garito, la sala de arriba donde ponían "regaeton" y cumbia era muy pequeña, la sala de abajo donde pinchaban música brasileña era más grande pero todo estaba a reventar de gente. Por suerte las bebidas no eran muy caras, yo me tomé una cerveza en toda la noche. Poco antes de las 03h mi grado de aburrimiento había llegado al extremo máximo de mi soportabilidad y decido marcharme. Los chicos están desperdigados y en la sala no hago más que recibir golpes. Ya no tengo edad para estos jaleos pienso y en cuanto voy a salir por la puerta aparece Bruno. Intenta convencerme de quedarme allí con él tomando una caipirinha, "disfrutando de su última noche", pero ésta vez no me va a convencer. Le argumento que para mí la noche ya se ha terminado y que prefiero irme que seguir allí si no lo estoy pasando bien. Finalmente y después de insistirme en varias ocasiones desiste y me pide por favor que vaya con mucho cuidado en mi camino hacia el Hostel, que vaya rápido y directo. Es normal que se preocupe, son las 03h y me voy a ir solo por las calles de Río. No llevo gran cosa, de hecho he dejado el teléfono para evitar algún susto, pero nunca se sabe con que tipo de persona te puedes cruzar.
Inicio mi recorrido con paso rápido, firme, constante y ligero y sin apenas cruzarme con casi nadie llego al Hostel en apenas 20 minutos.
Me meto en la cama y sin darme cuenta caigo dormido en un profundo sueño...

No hay comentarios:

Publicar un comentario