09/01/2017 PORTO ALEGRE - RIO DE JANEIRO (Avión - Compañía "GOL")
PRIMERA TOMA DE CONTACTO
Aunque tengo el vuelo a las 12:08 me levanto con algo de tiempo, prefiero ir tranquilo que no apurado en una ciudad que no conozco para nada. No quiero arriesgarme a perder el avión, no por los poco más de 100€ que me costó el pasaje sino por el contratiempo que ello me supondría.
Después de un "hostelyuno" me dirijo a buscar el autobús que me ha de llevar al aeropuerto. Es un autobús de linea normal y se toma cerca del Hostel, se trata de la línea T5 y el precio ronda los 3 reales.
En una media hora llega a la terminal 1 (hay 2) y es su última parada.
Con tiempo suficiente embarco la maleta y compro crema solar en una farmacia. El precio es mucho más económico que en Uruguay y creo hacer una buena compra.
El viaje de 2 horas transcurre sin ninguna incidencia excepto unas pequeñas turbulencias a la hora del aterrizaje.
Ya con la maleta a cuestas salgo de la terminal y a pocos metros hay una parada del autobús que me llevará al centro de Rio. Se trata del "2018", un autocar bastante moderno de color azul que en su lateral pone "EXECUTIVE". El costo del pasaje es de 16€ y te deja en las principales paradas de la ciudad.
El trayecto es muy largo, Río es una ciudad inmensa y recorrerla de punta a punta te puede llevar horas.
Voy vigilando el "maps" para bajarme en la parada más cercana al Hostel. Tengo una foto de su ubicación, está en Ipanema. El conductor va cantando a grito pelado el nombre de las paradas y cuando estamos a punto de dejar "Copacabana" detrás nuestro para llegar a "Ipanema" no se por qué motivo me da por mirar la reserva del Hostel y me doy cuenta que su ubicación es al principio de la playa de "Copacabana". "NO PUEDE SER!" Lo confirmo y rápidamente le pido al conductor mi voluntad de bajarme allí mismo.
Se ha hecho tardísimo, casi hora y media de trayecto y encima me he equivocado. Tendré que caminar bajo un sol abrasador y un calor asfixiante los 4km que tiene de largo la playa de "Copacabana".
El paseo está lleno de gente, hay muchos puestos donde ofrecen bebidas y agua de coco, también están presentes los más lujosos hoteles. La playa está rebosante, las sombrillas se cuentan a miles y algunos jóvenes con mal aspecto parecen estar al acecho de encontrar el momento para cometer alguna fechoría.
Camino rápido, aunque eso no es inconveniente para que un vendedor de sombreros se me acerque y me ofrezca sombreros y "maconhia" (marihuana). Evidentemente declino su ofrecimiento.
Después de casi 40 minutos de una larga caminata llego al Hostel. Son casi las 17h y no he podido ni comer.
El Hostel es "Che Lagarto" y tengo 4 noches reservadas que incluyen el desayuno. El prcio es de 17€ diários, bastante económico para estar en la zona que se encuentra.
Me acompañan a una habitación de 10 personas en un tercer piso. Mi primer contacto lo hago con dos jóvenes de "Sao Paolo", Pedro y Bruno. Charlamos un rato y lo cierto es que hay buena sintonía desde el principio.
Me ubico en mi nuevo habitáculo y después de ducharme salgo a buscar algún sitio para comer, estoy hambriento.
No muy lejos del Hostel encuentro un local donde hacen pollo a la brasa con una guarnición generosa de arroz, patatas fritas, frijoles y plátano frito. No dejo nada en los platos y me quedo totalmente satisfecho, puede que me sirva también de cena. El precio se adecua a lo que he comido unos 45 reales (15€).
Como tengo poco tiempo me acerco a la playa de "Copacabana" y paseo por su orilla de punta a punta esquivando los improvisados jugadores de fútbol que están haciendo "rondos", los niños correteando y algún "runner" deseoso de ponerse en forma.
El agua está templada y unas grandes olas rompen cerca de la orilla ofreciendo a la gente un juego con el que entretenerse.
Empieza a oscurecer y la gente sigue en la playa porque la temperatura no invita a otra cosa que no sea refrescarse de alguna manera.
Al terminar el paseo me vuelvo al Hostel.
Me preparo para darme una ducha, pero antes conozco a parte del equipo de la habitación, una chica de Buenos Aires de nombre Mariela y tres franceses con los que chapurreo el poco francés que recuerdo de todo lo que estudié cuando era chaval.
En la habitación no llega internet por lo que me bajo a la recepción. Al lado hay una pequeña barra de bar. Me tomo una cerveza, creo que me la merezco. La camarera, Flor, una chica de Argentina que ha decidido mudarse a Río de Janeiro me habla de la historia de su tierra y de los motivos que le han llevado a mudarse ahí.
Hoy no voy a cenar, la copiosa comida me ha servido para todo el día.
Antes de acostarme coincido con los brasileños que hay en la habitación, hablamos largo y tendido sobre la situación de delincuencia que se vive en Brasil y me cuentan auténticas barbaridades que suceden y que se pueden ver por internet. Están bebiendo en la terraza del Hostel y me invitan a un poco de "vodika" (así lo pronuncian ellos) con zumo. Tomo un vasito en su compañía y al termina se marchan de fiesta.
Vuelvo dentro del Hostel y me conecto a uno de los ordenadores que hay en la recepción para los clientes. Quiero mirar que autobuses hay disponibles para viajar de Angra do Reis a Sao Paulo. Empiezo a ojear y me lío como siempre que visito la red. De repente alguien me toca en la espalda, es Flor, la chica del bar que me dice "Venga! Vamos a tomar algo!". Yo aunque mis pintas no son muy decentes no tengo tiempo a penas para pensar la respuesta y entono un espontáneo sí. A Flor la acompaña Laura, una huésped del Hostel con la que ha hecho amistad.
Vamos a un local cercano. Lo curioso de Río es que te cobran la entrada pero no incluye ninguna consumición. Ellos lo defienden diciendo que ese dinero es por los gastos del "dj" y del consumo y mantenimiento de su sala, vamos, para mí falacias! Dentro me tomo una cerveza que la cobran a 12 reales, algo más de 3€. Sin embargo bebo mucho más que esa cerveza gracias a Laura, porque esa noche una cuadrilla de chicos la quieren conquistar y no paran de comprarle cervezas que ella me va pasando. Nos reímos mucho con la situación.
Después de un rato de entretenimiento nos retiramos a dormir. Ha sido una noche divertida y llena de risas!
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