jueves, 26 de enero de 2017

26/01/2017 VILLA MONTES - TARIJA (247 km.)
RUTA 11 "EL ANGOSTO"

Antes de emprender la ruta y después de tomar el nefasto desayuno que nos dan en el Hotel iniciamos la primera aventura para cambiar los 68.000 guaraníes (moneda de Paraguay) que nos quedan. Preguntamos y nos dicen que en los bancos nos cambiarán la moneda. Al acercarnos a uno nos dicen que no, que ellos solo cambian dólares, pero que hay una tienda donde pueden hacerlo. Al llegar a la tienda una mujer nos atiende y nos dice que sí lo hacen pero que de eso se encarga su marido y que ahora está de viaje. Decidimos ir a otro banco para probar pero nada. De ahí nos mandan a una joyería donde tampoco cambian pero nos dice que hay una casa de cambio que lleva muy poco tiempo y que no sabe muy bien dónde está. Preguntamos por la calle y después de hacer la consulta hasta en tres tiendas diferentes por fin damos con el lugar. El hombre nos comenta que es el único en toda la ciudad que cambia la moneda y que aunque muy poca gente pasa por allí "alguien lo tiene que hacer!". Nos da al cambio 85 bolivianos. No sabemos si está bien o no, pero para perderlo todo nos damos por satisfechos.
Hoy tomaremos la ruta 11, según un artículo de internet una de las más peligrosas de Bolivia, mirar este enlace: Carreteras de la Muerte
En cuanto salimos del pueblo y enfilamos la carretera nos encontramos con el tramo más bonito y espectacular, el llamado "Angosto". Se trata de un camino de tierra muy estrecho que discurre entre una pared calcárea y un precipicio, a sus pies el río Pilcomayo espera con sus brazos abiertos la caída de algún vehículo.
Realmente es espectacular y las vistas son increíbles. Pero todo lo idílico se rompe cuando nos encontramos con un camión de maíz que se había salido de la carretera. Allí no hay nadie pero realmente parece bastante reciente el accidente.
Un poco más adelante paramos ya que se ha puesto a llover y debemos equiparnos para la ocasión. Tras recorrer unos cuantos kilómetros y conducir por una carretera muy bacheada Romà decide hacer una parada técnica ya que la cadena ha empezado a hacer un ruido extraño. Una vista selvática se abre delante de nuestro, lástima que el tiempo no acompaña enturbiando las impresionantes vistas.
Después de tensar la cadena nos ponemos en marcha de nuevo, parece que la "reparación" ha conseguido su cometido.
De sopetón las preciosas vistas desaparecen dando paso a grandes zonas de obras que conllevan consigo largos tramos de tierra y barro en los que se intercalan pequeños tramos de asfalto.
Decidimos quitarnos el mono, el sol resplandece entre las nubes que no deciden marcharse.
Paramos a comer en "Entre Ríos", una pequeña aldea. Nos apeamos en el primer restaurante que vemos, una casa donde una mujer nos atiende amablemente. Yo almuerzo sopa de trigo y un plato de tallarines con carne, Romà por su parte toma "bife" (bistec) con arroz. Comer con la bebida incluida nos cuesta 38 bolivianos.
Cuando vamos a marchar unos clientes nos informan que la carretera que va a Tarija está cortada al tráfico por obras y que hasta las 18h no la abren. Nosotros decidimos probar a ver si con un poco de suerte y al llevar moto conseguimos que hagan una excepción con nosotros.
El nuevo tramo de carretera por el que estamos circulando es increíble, el asfalto se posa ante nosotros, a nuestra derecha un gran cañón que ha moldeado el río vestido con una densa vegetación selvática colgante y a nuestra izquierda unas gigantescas montañas secas que nos regalan un escenario espectacular.
El frío empieza a sentirse, se nota que estamos ascendiendo y que el río se está encargando de regalarnos parte de su humedad.
Al terminar el asfalto topamos con un trabajador que tienen la carretera cortada. Hay algún puestecito que vende bebidas y algo para picar para hacer más amena la espera.
Hablamos con él y nos dice que es imposible pasar ya que hay mucha maquinaria en la vía y hay peligro de desprendimientos de rocas porque en esa zona se está trabajando la extracción de gas. No nos queda más remedio que esperar, pero todas las cosas esconden algo bueno y durante nuestra espera conocemos a un grupo de bolivianos que quedan encandilados con nuestra moto. Rápidamente entablamos una interesante y extensa conversación hasta la hora de la apertura de la barrera.
Se acerca la hora y la gente se pone impaciente pidiéndole al trabajador que habrá la vaya ya! A él parece no temblarle la mano y espera religiosamente a que se hagan las 18h en punto, momento en que da vía libre a la circulación. Aquello parece la salida de un "gran prix" de Fórmula 1.
Todos los vehículos vamos circulando en caravana. Vemos muchos letreros que indican "peligro por derrumbe". Son 60 kilómetros los que nos quedan para llegar a Tarija. Después de un buen puñado de kilómetros por fin damos con el nuevo asfalto que nos conduce directamente a nuestro destino.
A la entrada del pueblo cargamos la moto de gasolina. Curiosamente la chica que nos atiende nos dice que nos la va a cobrar a precio Boliviano. El monto a pagar es de 46 bolivianos pero del billete de 100 que le damos tan solo nos devuelve 50. Es una práctica habitual en Bolívia, si pueden rascar algún boliviano ten por seguro que lo harán. De todas formas nos ha salido la jugada perfecta.
Debemos buscar un Hotel y después de varias indicaciones encontramos el "Hotel Segovia" en el que nos alojaremos con desayuno incluido por 250 bolivianos.
Se trata de un Hotel muy moderno que dispone de aparcamiento privado donde dejaremos la moto bien guardada.
Después de asearnos salimos a cenar. Vamos a una plaza cercana al Hotel y allī encuentro a una chica que hace pulseras. Tiene varias hechas pero ninguna con los colores de la bandera de Bolivia. Le pido si me la puede hacer y me dice que sí, que en menos de una hora me la tendrá lista y que me la acercara al restaurante donde esté cenando. Le indico con un gesto el bar donde nos podrá encontrar.
Allí tomamos pollo a la brasa con papas fritas, todo acompañado de una jarra de jugo por 63 bolivianos.
En esta localidad los precios son algo más elevados. Tupiza es una ciudad universitaria donde hay mucho movimiento, una ciudad que puede recordar fácilmente a algunas ciudades europeas.
Antes de marcharnos aparece la chica con la pulsera. Le pago los 20 bolivianos que habíamos acordado y me la enfundo sin perder tiempo.
Al lado del restaurante encontramos un bar con buen ambiente. Decidimos quedarnos y tomarnos una cerveza. Pediremos la de litro porque sale más a cuenta, 25 bolivianos es su precio.
Sin alargarnos mucho volvemos al Hotel donde antes de acostarme le dedico un rato a escribir el blog.

Mapa de ruta:

No hay comentarios:

Publicar un comentario