martes, 24 de enero de 2017

14/01/2017 ILHA GRANDE
TE LLEVO MARCADA EN MI PIEL

De nuevo una rutina horaria se instala en mi vida. A las 09h me levanto y tomo un "hostelyuno" pero en esta ocasión nada que ver con la mediocridad de los otros. Hay un poco de todo, chocolates, caramelos, una tarta casera, embutido, mermelada, fruta, zumos, café, leche, etc. Desayuno consistentemente y me arreglo la bolsa para ir a hacer la "trilha" 1 y 2. La 1 empieza en Abrao y empalma con la 2. La distancia total es de unos 12km y el tiempo medio para recorrerlas es de entre 3 y 4 horas.
Antes de empezar la ruta me paro en una tienda y compro algo de fruta que será mi comida: un mango, una naranja y un par de plátanos será mi menú. Tampoco olvido mi botella de agua, en la isla la humedad es muy elevada y sudas sin parar.
Empiezo la caminata y rápidamente doy con los puntos principales, destacando entre ellos una poza de agua donde me paro para darme un baño refrescante. Ahí me siento por primera vez como un nórdico veraneando en Barcelona en pleno invierno. ¿Y por qué digo esto? Porque cuando me voy a dar el baño dudo en hacerlo al ver a los brasileños metiéndose en el agua y soplando a la vez que exclaman "está gelada!". Mi sorpresa viene cuando definitivamente no quiero dejar pasar la oportunidad de darme un baño en tal paradisíaco escenario y al entrar en el agua siento una sensación refrescante súper agradable que me hace quedarme allí durante largos minutos. La escena se completa con una suave lluvia cayendo sobre mí y sobre el agua que me rodea. Será una imagen imborrable de este viaje.
Vestido de nuevo reemprendo el camino y muy rápidamente me topo con los restos de un acueducto que era el que llevaba el agua de las montañas a la población de Abrao.
 
Sigo caminando y mi siguiente parada, ya un poco lejana será en la "cachoeira" (cascada) de unos 15 metros de altura y donde te puedes dar un baño en la poza de agua dulce que hay a sus pies. Antes de emprender la ruta he leído por internet las indicaciones para llegar, donde pone que inicialmente te encuentras una donde la gente se suele quedar pero que esa no es, que hay que seguir a través de las piedras del río contra su corriente unos 15 minutos hasta dar con ella.
Con mucha facilidad llego a una gran cascada, pero aparentemente no llega a los 10 metros, imagino que esa debe ser la primera a la que hacen referencia.
Intento buscar el acceso que me lleve a su parte superior para poder caminar por medio del rio en busca de la "verdadera cachoeira" y al otro lado de la poza veo lo que parece se un sendero. Busco el mejor sitio para poder pasar, incluso guardo el teléfono y las cosas de valor en mi bolsa, me remango bien el pantalón y me descalzo. No veo mejor camino que intentar escalar una gran roca que hay en medio del camino, está resbaladiza y no tiene apenas ningún reborde para poder apoyarme con seguridad, pero yo que me veo capaz de todo, apoyo bien mi pié derecho y me agarro con fuerza a un pequeño saliente con las manos. Parece que lo voy a conseguir pero no, y caigo en medio de dos rocas arrastrado levemente por la poca corriente de agua que discurre por ese desfiladero. Me golpeo la espalda y el codo haciéndome unas pequeñas heridas y moretones que me recordarán mi paso por la isla durante algún tiempo. En cuanto me repongo de la caída que aparentemente nadie que estuviese en el lugar ha presenciado, me percato que por la zona baja del río hay un paso mucho más sencillo donde una pila de piedras te daba la señal que era por ahí por donde debías cruzar, "a buenas horas mangas verdes". Cruzo sin apenas dificultad y encauzo el camino que se ve con claridad.Apenas subo 3 minutos me encuentro una señal que indica "prohibido pasar". Miro bien si hay algún acceso claro, pero como no se distingue ninguno decido volver por donde he venido. Me voy pero con un sabor agridulce al no haber conseguido mi objetivo. Decido segur mi camino con destino la playa de "Feticeira", la cual alcanzo en apenas 15 minutos de bajada. Al llegar una playa pequeña y paradisíaca me espera. Hay poca gente y si algo me sobra son los vendedores ambulantes de pasajes en bote y de "açaí".
 
Allí como mi fruta y saboreo el que hasta día de hoy ha sido el mango más sabroso que nunca he probado. Me doy varios baños y tomo un poquito el sol aunque lo alterno con la sombra que me regalan los árboles que bordean la playa. Poco antes de irme me tomo una terrina de "açaí", no está tan rico como el que comí en la favela de Río pero me sabe delicioso al ser un gran aliado contra el calor.
Paso unas dos horas en la playa y me vuelvo a encabezonar en encontrar la cascada perdida. Sería un sitio ideal para quitarme la sal del baño en el mar. Hago el mismo camino de subida para llegar nuevamente a la cascada inicial, vuelvo a cruzar al otro lado y de nuevo alcanzo la señal de "prohibido pasar". Yo que tengo sangre "maña" no voy a resignarme, la voy a encontrar sí o sí, me repito en mi cabeza e inicio un camino de ascenso entre árboles, hojarasca, ramas y piedras por las que voy trepando. Quizá estoy cometiendo una imprudencia, pero mis ganas de encontrarla me hacen ser un poco inconsciente en mi decisión. Siento como una planta se engancha en mi piel y al tirar me hace varios cortes superficiales de los que empieza a asomar el rojo de la sangre. Decido seguir hasta que doy con la parte superior del río, estoy en la parte alta de la cascada. Ahí empieza mi segunda etapa, me empapo los zapatos ya sin importarme, debo caminar contra la corriente buscando las mejores piedras donde apoyar los pies y manos y no resbalarme, tarea casi imposible de conseguir. Varias veces estoy a punto de caer, pero permanezco en pié avanzando en mi búsqueda. Serpenteo por el río, busco el mejor camino, hasta que después de casi 20 minutos caminando en esas circunstancias topo de frente con dos rocas enormes que me hacen imposible mi avance.
Intento escuchar si oigo alguna caída de agua, pero nada, hay silencio absoluto. Ahora sí que debo olvidar mi objetivo y volver por donde he venido, eso sí, sabiendo que son 20 minutos más de un camino complicado donde un mal paso puede pasarme factura. Vuelvo con cuidado, buscando los mejores apoyos, cuando de repente y estando sobre una gran piedra plana mis pies resbalan y caigo de lado sobre la roca golpeándome la mano derecha fuertemente al intentar amortiguar la caída. Me duele el dedo meñique pero lo puedo mover bien, al menos no hay nada roto! Sigo caminando y por fin llego al inicio del sendero. Podría haberme pasado de todo pero por suerte sigo entero, aunque con un dedo dolorido y varias heridas nuevas repartidas por mi anatomía. *1
Después de todo el esfuerzo la cascada del inicio del sendero tampoco está nada mal, así que me conformo con darme un agradable baño en esa bonita poza. Me siento de maravilla ya que paso un rato solo con la naturaleza y me siento parte de ella.
Ya preparado para marcharme le pregunto a un hombre que acaba de llegar sobre la existencia de la cascada que tanto he buscado sin recompensa final y me expresa "te aseguro que la cachoeira es ésta donde estamos ahora, conozco bien la isla, venga mucho y no hay otra". Me siento tan tonto, pero es que las indicaciones que encontré por internet eran tan claras! Pudo ser por una mala traducción o porque el camino fuese otro más antiguo y no estuviese actualizado.  El hecho es que casi acabo mal por algo que desde el primer momento había tenido delante de mis ojos. Otra lección de la que debo aprender, disfruta de lo que tienes y que la tozudez no te haga perder el tiempo con aquello que no dispones.
Sigo el camino de vuelta y al pasar el acueducto tuerzo hacia mi mano derecha y me acerco a las "Ruinas de Lazareto", una ruinas de piedra que en sus orígenes fue una hacienda, que a finales de 1880 pasó a ser un hospital que recogía a immigrantes europeos que procedían de países donde habían brotado diferentes epidemias y que en 1940 pasó a transformarse en una prisión federal hasta su cierre en 1954.
Justo al lado está la "praia preta" una pequeña playa que debe su nombre a la poca extensión de arena de la que dispone.
En muy poco rato llego al pueblo y me vuelvo al Hostel para darme una ducha y descansar un poco de tal aventura.
Ya por la noche me escribe Romà y me comenta que han llegado hoy a la isla y que están alojados en un camping. Me invitan a cenar aunque yo ya me he preparado una tortilla a la francesa que acompaño con un tomate abierto. De postre me tomo un "brigadeiro", que es un postre típico brasileño que se hace a base de chocolate y leche condensada. Tan solo cuesta 4 reales y está delicioso solo que muy empalagoso y te llena muchísimo.
En cuanto termino me acerco a visitarlos. El camping está en el centro de Abrao y al llegar me invitan a una cerveza que tomamos juntos mientras ellos terminan su cena.
Les comento que si quieren tomar algo tranquilamente podríamos ir a mi Hostel que allí la cerveza es barata y les hablo del postre típico que me había comido. Decidimos ir para allí y bebemos una cerveza mientras conversamos con nuestros cuerpos recostados en las tumbonas colgantes de que dispone el alojamiento.
Al terminar decidimos ir a dar un paseo por el pueblo. Nos acercamos hasta la playa y nos tomamos una "caipirinha" que nos preparan en un bar próximo.
Después de pasar un buen rato entre risas y chorradas nos retiramos cada uno para su alojamiento, ha llegado el momento del descanso merecido.

*1 Fotografias de las lesiones.


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