PRAIA LOPES MENDES
Después de tomar el rico desayuno que sirven en el Hostel he quedado con Romà y con Sandra para ir a la playa de Lopes Mendes, según la guía de turismo "Lonely Planet" la tercera playa más bella del mundo.
Quedamos delante de su Camping y aparecen ya que han ido a preguntar por excursiones a las playas de la isla. Compramos algo de fruta para comer y preparan unos bocadillos antes de salir. Cuando salimos de camino les comento que yo iré caminando, aunque el recorrido es de casi 3h, prefiero hacerlo a pie, respirar el aire puro de la isla y ver diferentes parajes, a más de lo sano que es para la salud. Ellos deciden tomar un barco que cuesta 30 reales con trayecto de ida y vuelta. Quedamos en encontrarnos a mitad de la playa de Lopes Mendes.
A poco más de las 10h empiezo a caminar por la trilha 10 dejando el mar a mi costado derecho, me lío un poco para salir del pueblo pero sin mucha complicación encauzo bien el sendero correcto. El camino empieza suave, pero de golpe se torna muy empinado y resbaladizo, recorriendo senderos rodeado por el manto selvático que conforma la isla.
Paso por varias playas preciosas en las que da ganas de quedarse un rato como la "Praia Grande das Palmas".
Tras perderme un momento reemprendo el camino hasta la "praia do pouso" lugar donde dejan los barcos que te llevan a la playa Lopes Mendes.
A lo lejos a isto una pequeña playa paradisíaca. No puedo dejar la oportunidad de darme un baño antes de seguir el recorrido.
Allí termina la trilla 10 y empieza la 11, un camino de poco más de 1km. Durante ese recorrido encuentro pequeños "macacos" por el camino que se quedan muy cerca de los humanos sin aparentar temerles.
Por fin llego a la playa e inicio la búsqueda de Romà y de su chica, camino un poco y nos encontramos sin problema. No hace mucho que han llegado.
La playa es muy extensa y varios azules reflejan su mar bajo un sol resplandeciente.
A nuestra espalda queda una frondosa mata de vegetación que sirve de sombrilla para todo aquel que no quiera quemarse.
Tomamos un rato el sol y comemos antes de meternos en el mar a buscar mejillones, la última "paranoia" que le ha dado a Romà. El mar está picado y se hace complicado acercarse a las rocas aunque podemos observar que hay algunos. Preferimos desistir en nuestro intento ya que es bastante peligroso, incluso Romà se lleva un golpe contra una roca.
Al salir Sandra comenta que le gustaría probar a hacer surf. Yo que llevo tiempo queriendo hacer pienso que es una buena idea y nos acercamos a alquilar una tabla en la misma playa. El precio es de 50 reales una hora, pero servirá para que Romà se desquite un poco de aquella intentona que hizo en Isla de Pascua y para que Sandra y yo probemos por primera vez el mundo del surf.
Romà le da una clase teórica a Sandra sobre los movimientos que debe llevar a cabo y ella aunque lo prueba con ganas se retira rápidamente de su intento. Llegó mi momento. Tras varias explicaciones por parte de Romà me dispongo a hacer mi primera intentona. Al principio me cuesta un poco, no tengo bien centrado mi peso sobre la tabla y el mar me revuelca, pero muy rápidamente llego a encontrarme cómodo sobre la tabla, tanto que en menos de 10 minutos llego a ponerme dos veces de pié sobre ella. Aunque con un estilo muy defectuoso estoy súper feliz de haber logrado levantarme y aguantarme en pie sobre la tabla tan rápidamente. Me gusta la sensación y mi cabeza empieza a imaginarme ya como un surfer, con el pelo largo y bailando sobre una grandes olas. Lo único malo es que tanto meneo del mar me ha mareado un poco y decido dejarlo por el momento. Llega la hora de Romà, el sabe un poco y aprovecha el rato que nos queda de alquiler para montar sobre la tabla e intentar surfear alguna ola. Lo grabo en varias ocasiones, unas con final feliz otras revolcado por el mar.
Una vez hemos devuelto la tabla y nos hemos secado al sol volvemos caminando hacia la "praia do pouso" ya que el último barco que parte hacia Abrao sale a las 18h. Llegamos con una hora de margen y decidimos entrar en una calita apartada en busca de los deseados mejillones que Romà quiere pescar. No encontramos ni rastro de mejillones aunque la playa es paradisíaca y podemos observar varios peces tropicales nadando por sus inmediaciones, Pasada media hora nos vamos hacia el barco, yo decido volver con ellos, porque ahora mismo caminar 3 horas más se me haría realmente pesado.
Tomamos el barco y tras una hora de un paseo agradable con unas vistas preciosas llegamos a Abrao.
Me despido de ellos dejándolos en el camping y me voy al Hostel donde me doy una ducha y reposo un poco. Hablo con la chica del Hostel y le pregunto por un sitio para ir a cenar que hagan buena comida. Me recomienda "Lua e Mar"que está al final del poblado y me dice que pidamos una "moqueca mixta". Se trata de un combinado de pescados y marisco cocinados con leche de coco y acompañado con arroz y una especie de salsa de pescado. Me dice que el precio es elevado, unos 180 reales pero que con solo ese plato podemos comer hasta 3 personas. Le comento a Romà y decidimos quedar para ir a cenar los 3 juntos.
Ya estamos juntos de nuevo y antes de ir al restaurante decidimos contratar las excursiones a la isla. Ellos han decidido hacer un tour en un barco grande que los llevará a varios puntos de la isla, les costará 60 reales a cada uno. Yo por mi parte como sigo pensando que iré a bucear decido contratar la excursión a media isla con la empresa "Dive&Cia", ya que son los que ofrecen un descuento de 20 reales si hacía las dos actividades con ellos. El precio 120 reales y nos llevarán en lancha rápida a un grupo de unas 10 personas.
Sin más dilación nos acercamos al restaurante dando un paseo bajo el cielo estrellado y con el rumor del mar acompañándonos. El sitio es precioso, tiene las mesas en la arena de la playa, las velas iluminan el lugar, el ambiente es relajado y hay un hombre que canta fados en directo. Pedimos el plato recomendado y lo acompañamos con un par de cervezas. Todo está delicioso y nos quedamos satisfechos los tres con la cena. Gastamos algo más de 240 reales (unos 70 euros), pero ha valido la pena, de vez en cuando creo que podemos permitírnoslo.
Cerramos el día con broche de oro.
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