06/02/2017 LA PAZ
CARRETERA DE LA MUERTE PASADA POR AGUA
Muy cerca del alojamiento hay varios locales donde poder desayunar. Debemos olvidarnos del típico desayuno a la “española" de cafés con leche y bocadillos o pastas dulces para pasar a comer empanadas de pollo con jugos. Cada uno tomamos 3 empanadas y un jugo de papaya por lo que pagamos el total de 23 bolivianos.
Hoy es uno de los días que Romà esperaba con más deseo, vamos a visitar la conocida "Carretera de la Muerte" o carretera a los "Yungos". Se trata de la carretera que concentraba más accidentes mortales de toda Bolívia, eso era debido a que hay tramos con el ancho para un solo vehículo y muchos camiones se encontraban de cara y al intentar pasar los dos el que iba por la parte exterior caía por el barranco de 800 metros de altura que la flanquea. A eso hay que sumarle que la carretera se encuentra en una zona de lluvias, con abundante niebla, el piso es de tierra y los elementos de seguridad brillan por su ausencia.
Por todo ello, con la reciente construcción de una carretera de doble sentido la carretera de la muerte se cerró al tráfico de vehículos motorizados, quedando abierta como atracción turística a motocicletas, agencias de turismo que ofrecen tours en bicicleta y a algunos turismos autorizados.
Salimos con la moto hacia la temible carretera, dejando atrás la enormidad de la ciudad de "La Paz" para encauzar nuestro camino por la carretera 3.
Durante el recorrido la temperatura cambia por completo y pasamos de un calor sofocante a un frío helador. Las vistas que se abren delante nuestro son impresionantes; un gigante sistema montañoso que parece quererse esconder tras densas capas de niebla intenta impresionarnos con sus cascadas de agua que caen dede varios centenares de metros. Nos sentimos en medio de un escenario digno de la saga de "El Señor de los Anillos", se trata del "Parque Nacional Cotapata". Después de recorrer unos 60km un quebrante a nuestra derecha nos señala que ahí comienza la temida carretera.
Para entrar una barrera nos barre el paso. Se trata de un peaje con un coste de 5 bolivianos. Una vez accedemos un escenario tétrico se descubre ante nosotros. La niebla colapsa el camino y una densa vegetación selvática lo cubre todo. La carretera es digna de una película de terror. El abismos se abre en uno de sus lados y altas cascadas de agua caen sobre la carretera.
Empieza a llover de manera intensa y debemos parar para equiparnos, no vemos claro que la lluvia vaya a ceder. Aprovechamos esa parada para comer lo que ayer nos sobró de la cena.
De nuevo otro peaje nos barre el paso. Esta vez son 25 bolivianos lo que deberemos abonar si queremos continuar el recorrido.
A medio camino la niebla va desapareciendo y el recorrido se hace mucho más seguro ensanchándose la carretera de manera considerable. Paramos nuevamente para quitarnos la ropa, ya que conforme descendemos la temperatura va en aumento.
Después de recorrer y admirar los 35 kilómetros transitables de la carretera de la la muerte llegamos al poblado "Loyosa". Desde ahí pisamos nuevamente el asfalto por donde circulamos hasta llegar a "Yolosita" población que empalma con la carretera 3, la cual nos llevará de vuelta hacia "La Paz".
Las montañas se visten de campos de cultivo de "coca" donde vemos a varias mujeres hacer la recolecta, pero unos kilómetros más adelante y conforme vamos ganando altitud la temperatura vuelve a descender de manera estrepitosa hasta llegar a los 2 grados. Yo me vuelvo a acordar de la gran idea de Romà de enviar de vuelta a Barcelona mis guantes de moto de invierno. Siento que nace un poco de odio dentro de mí, aunque me dura poco.
La lluvia nuevamente ha empezado a caer pero esta vez no paramos para equiparnos ya que hay varios claros entre las nubes que hacen suponer que todo se trate de pequeñas tormentas.
Nos da la hora de comer y paramos en un pueblecito llamado "Pongo" que está pegado a la carretera. Romà está empapado y yo congelado de frío. Yo como trucha y Romà chuleta, ambos platos con su típico acompañamiento y algo de beber, con un coste de 50 bolivianos.
Seguimos la ruta hasta llegar al Hotel. Antes de entrar compramos algunas porquerías para picotear y nos tomamos 2 batidos de papaya que nos cuestan 14 bolivianos.
Yo sigo congelado y en cuanto puedo me meto en la cama después de quitarme la ropa húmeda. Me da tiempo a ojear un par de cosillas en internet antes de salir a cenar.
Aún con el frío en el cuerpo salimos en busca de nuestra cena. Al lado del hotel hay una señora que regenta un puestecito en la calle donde sirve pinchitos de carne a un módico precio de 4 bolivianos. Nos pedimos uno cada uno y la sorpresa invade a Romà cuando la mujer nos informa que la carne es corazón de vaca. Yo estoy acostumbrado a comer ese tipo de carne ya que en mi casa desde pequeño se ha comido “casería”: corazón, turmas, cabezas de cordero, callos, oreja, coronas…, pero Romà no está acostumbrado a ello y hace un esfuerzo titánico para acabarse el pincho.
Como nos hemos quedado con hambre buscamos otro sitio para acabar de saciarnos y muy cerquita encontramos una pizzería donde comemos una pizza barbacoa mediana que acompañamos con una coca cola de litro (58 bolivianos).
De vuelta al Hotel me doy una ducha caliente y antes de dormir escribo un poco en el blog con la intención de ir acercándome a ponerlo al día.
Mapa de ruta:
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