13/02/2017 INKA JUNGLE: DIA 1
Como era previsible y tal y como se nos informó hemos tenido que madrugar más de lo deseado ya que a las 06:30h nos esperan en “Machupichu Vip Tours” para iniciar el tour. Por suerte está a apenas 5 minutos caminando de nuestro alojamiento por lo que apuramos en nuestras camas el tiempo al máximo. Llegamos puntuales y contactamos conLuis que nos presenta a quién será nuestro guía durante el viaje, Ricardo Tumpay. Caminamos un poco para ir a buscar la furgoneta ya que como ya expliqué el acceso al núcleo antiguo, concretamente a la zona de la Plaza de Armas está totalmente prohibida. En apenas 15 minutos y tras pasar por varias calles empinadas llegamos al lugar indicado. La furgoneta no ha llegado y aprovechamos que debemos hacer tiempo para comparar unos sandwiches y algo de beber en los pueblecitos callejeros que inundan la ciudad. Tras casi una hora de espera llegan las primeras furgonetas al sitio de encuentro hasta que por fin aparece la nuestra. En ella hay gente de varias nacionalidades y destaca entre ellas una chica del País Vasco la cual parece una actriz interpretando de manera sobreactuada su papel de “enrollada”. La chica no calla, a cada conversación interviene y parece “saber de todo”. De manera estrepitosa empieza a invitar a todo el mundo a su casa en Argentina (lugar donde reside actualmente ya que dice estar cursando unos estudios allí). Realmente hemos topado con un personaje que no es para nada de nuestro agrado pero habrá que sobrevivir a ello.
Durante el trayecto hacemos una parada estratégica en una área de servicio con unas vistas impresionantes de las montañas que la rodean pero con unos precios ni adecuados para los turistas. Es la típica parada para tomar el pelo al viajero. Tras unos minutos de descanso volvemos a la furgoneta. Circulamos por una carretera muy enrevesada durante horas, el clima no acompaña, hace frío, con una niebla espesa que nos rodea y una suave llovizna que no nos abandona durante todo el recorrido. El conductor parece tener prisa, adelanta a coches saltándose líneas continuas y encarando curvas sin visibilidad. Roma parece nervioso y se que ha estado a punto de saltar y decirle algo al conductor, pero extrañamente se ha contenido los improperios que tenía preparados. Por fin paramos en un lugar elevado de la montaña, en un lateral de la carretera. Empiezan a descargar las bicicletas y nos dan protecciones y un chubasquero para que nos equipemos, pronto comenzaremos el descenso. El día no es nada apetecible para hacer tal actividad, la lluvia, el frío y la niebla son malos compañeros de viaje, pero ya que lo hemos pagado, arreando que es gerundio. Iniciamos la bajada y en apenas la primera recta ya detecto que mi bicicleta no funciona correctamente, no le entra el plato grande por lo que no podré aplicar toda la velocidad que me gustaría. Todo el recorrido es en bajada y la lluvia comienza a mojarme los pantalones pese al cubre chubasquero que nos han entregado. Roma está emocionado y rápidamente empieza a ocupar las primeras plazas del pelotón (él se cree que es una carrera y se vuelve competitivo, demostrando una vez más quien es el mejor). A medio camino hacemos una parada, justo en el mirador de “abra Málaga”, que hoy parece estar “cerrado” al público obligado por la densa niebla. Ahí me da tiempo a comentar lo que le pasa a mi bicicleta y uno de los guías me hace algún ajuste entregándomela con el plato grande puesto. Esta segunda parte del recorrido se vuelve más hermosa, una carretera inmersa en medio de la montaña con infinidad de curvas y pequeños riachuelos que la cruzan será lo que nos acompañará hasta la siguiente y última parada. Mi bicicleta parece ir bien, pero en cuanto bajo el plato y lo vuelvo a intentar subir me muestra que todo ha sido un espejismo, tendré que hacer toda esa parte nuevamente con el plato medio. La diversión de pasar por encima de los riachuelos es notable pero en el primero de ellos el agua entra directamente en mis bambas, parece que no he levantado los pies lo suficiente para evitarlo, por lo que un nuevo “compañero” un tanto incómodo me acompañará hasta la meta. Durante el recorrido me olvido de todos los inconvenientes y disfruto como un enano de la lluvia, de los paisajes y del aire chocando contra mi rostro, pero ese idílico momento se rompe al ver que Roma está parado en la cuneta. Me paro para ver que le ocurre y según me explica se le ha roto el cambio de la bici. Su lucha por ganar “la carrera” se ha quedado en agua de borrajas.
Al final abandono su posición y él espera a uno de los guías para que le cambien la bicicleta.
En poco rato llegamos al final, el poblado de Huayopata, escoltado a cuatro bandas por unas enormes montañas que parecen reverenciarlo.
A pocos metros de allí se encuentran las ruinas de Humanmarca, una construcción herencia de la cultura Inka.
Aprovecho a que llegue el resto de expedicionarios escurriendo los calcetines y tratando de secarme la ropa como puedo. Tengo frío y muero de ganas por darme una ducha de agua caliente. Tras media hora las furgonetas llegan a nuestra posición y de nuevo iniciamos un breve trayecto hasta la localidad de Santa Maria donde nos alojaremos en una especie de Hostal el cual se encuentra rodeado de montañas.
Tras un problema con la distribución de las habitaciones logramos darnos una ducha caliente dando paso a un rico pero sencillo almuerzo.
Es hora de descansar un poco hasta que un nuevo transporte venga a buscar a la gente que tiene pagada la actividad del raffting. A nosotros no se nos ofreció la posibilidad pero allí nos han dicho que cuando lleguen los responsables podríamos hablarlo con ellos y así lo hacemos. Roma habla con el que parece ser el encargado y trata de regatear un precio que nos parece abusivo. El hombre no da el brazo a torcer y finalmente nos resignamos.
A la tarde el dolor de mi muela vuelve a hacerse notar notablemente. Hablo con algunos trabajadores del hostal y me hablan de algunos remedios caseros que pueden funcionar muy bien entre los que hay una infusión de semillas rojas que según dicen es antiséptica. Muy cerquita de allí hay un par de tiendas donde los puedo adquirir. En una de ellas una mujer muy amable me atiende y me dice que eso que me han recomendado no sirve para el dolor de muelas, que eso es para el estómago. yo de todas maneras y por el precio tan irrisorio que tiene decido comparte un par de esos pobrecitos. La mujer me hace su recomendación indicándome que puedo mezclar el jugo de un limón con bicarbonato y hacer enjuagues con ese mejunje. También compro esos ingredientes. Me duele tanto que creo que sería capaz de probar cualquier cosa que me recomendasen.
A la vuelta al Hostel me tomo la infusión y pruebo a hacerme esos “milagrosos” enjuagues. Lo cierto es que poco parece mejorar.
Ante tal resultado decido alegrarme la tarde compartiendo varias cervezas alrededor de una mesa y relajándome con el espectáculo que la madre naturaleza nos regala a cada momento. Reímos, jugamos a cartas, bebemos y disfrutamos de la compañía hasta la hora de la cena.
Después de eso aún permanecemos un rato más tomando unos tragos y sin que se nos haga extremadamente tarde nos retiramos a la cama ya que mañanéanos espera un día muy duro…
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