19/02/2017 CUZCO - COTARUSE (334 km)
NADA PARTICULAR
Tal y como quedamos con Luchito a las 06:40h llegamos a la agencia después de abandonar el zulo de humedad donde hemos dormido.
Tras volver a situar todos nuestros enseres en la motocicleta como si nunca lo hubiésemos retirado, esperamos la llegada de Luis para recuperar todos los objetos que dejamos en su local.
A poco más de las 07h aparece por la puerta que da a la galería y se percata que se ha olvidado las llaves de su negocio. Tras hacer varias gestiones telefónicas con resultado infructuoso decide marchar a su casa a buscarlas. Allí mismo hay un señor que tras una barra improvisada prepara jugos y bocadillos de huevo para desayunar por un módico precio. Le pedimos un bocadillo y un zumo por cabeza. Al cabo del rato nos sirve los zumos y dos bocadillos para cada uno, no debe haber entendido bien el pedido. Cada unidad de lo que tomamos cuesta 2 soles; es decir 6 soles por desayuno y persona, unos 2€.
Luchito no ha tardado en volver y tras abrir su negocio recuperamos todo lo que nos faltaba.
Después de que Luis y su compañero de trabajo se tomen varias fotos con la moto como si de una atracción se tratase estamos dispuestos para abandonar Cusco.
Con facilidad sacamos la moto del patio donde ha estado aparcada durante una semana y por la calle peatonal la acompañamos agarrada como si de un delincuente con la intención de escapar se tratase. Sorteamos con facilidad los dos escalones que dan a la Plaza de Armas y girando a la izquierda salimos del perímetro cerrado a la circulación. Allí nos despedimos de los chicos de la agencia, verdaderamente se han portado muy bien con nosotros.
Hoy salimos sin un destino fijo, durante la ruta veremos como nos vamos encontrando y el estado de la carretera y dependiendo de eso haremos más o menos kilómetros.
Con la ayuda del gps del teléfono salimos sin mucha dificultad de Cusco tras callejear por sus calles empedradas y enrevesadas. Allí tomamos una carretera que se caracteriza por tener un sinfín de curvas cerradas, a izquierdas y derechas, prolongadas subidas y bajadas donde circulamos entre densa niebla, tramos de lluvia que empapa nuestras ropas de moto y cambios radicales de temperatura, eso sí, siempre envueltos en un denso manto de vegetación subtropical, un regalo de la naturaleza para nuestra vista.
Pasados poco más de 100km las curvas se suavizan y la carretera se torna en una carretera más cómoda y divertida para la conducción. Romà parece disfrutar aunque a mi me da un poco de temor la velocidad que le imprime a la moto en algunos tramos.
Hacemos varias paradas durante la ruta pero me gustaría destacar la primera de ellas, donde nos apeamos a poco más de las 10h para tomar un helado de mango natural en un puestecito de carretera que nos cuesta tan solo 1 sol. La mujer nos comenta que acaba de abrir el negocio y que le gustaría hacernos una foto para promocionarlo en facebook. Nos invita a un vaso grande de "chicha de frutilla", es decir una bebida elaborada tras fermentar maíz mezclado con el zumo de fresa. A mi me sirve un vaso completo pero Romà mucho más hábil que yo logra que solamente le sirva medio. Al probarlo un sabor agriácido destaca en la bebida, es debido a la fermentación. Comentamos con la mujer nuestra experiencia y nos invita a ponerle azúcar para hacerlo un poco más agradable. Mejora pero sigue siendo un suplicio para nosotros bebernos el brebaje, no obstante nos lo terminamos en señal de agradecimiento. Pero lo que me gustaría destacar de esta historia es que imaginéis el negocio en el que nos encontrábamos: tres casitas en medio de una carretera y al lado una estructura metálica con una estantería cargada con aguas y refrescos, una nevera de playa con un escrito a mano donde indica "helados de mango" y un balde de 20 litros con la "chicha". Por allí varios perros sueltos (uno de ellos se tira a morderme sin mucho éxito), gallinas y gatos y justo al lado el baño que se encuentra montado con cuatro paneles de madera y al que se accede mediante una tarima flotante hecha con troncos la cual no me da mucha seguridad al pasar por ella. Se respira humildad por los cuatro costados.
Ya con la hora de comer encima paramos en un restaurante que vemos en una aldea a pié de carretera. Tomamos una sopa, un poco de arroz con pollo y mate de anís por 6 soles.
Comemos en poco rato y aunque aquí las diferencias con Romà se han dejado ver ya que él seguiría sobre la moto durante horas para mí ya es suficiente las casi 4 que llevamos en ruta. Imagino que no es lo mismo cuando uno conduce y disfruta de ello a que uno vaya de paquete y empiece a sentir dolores y calambres por las piernas y caderas.
Avanzamos unos 60 kilómetros y llegamos a uno de los principales pueblos de la zona: "Chalhuanca". Intentamos conseguir algún alojamiento que tenga internet, pero nos comentan que desde hace un tiempo no les funciona muy bien en la zona a causa de las lluvias y los fuertes vientos. A más los precios son un poco elevados, no bajan de 60 soles la habitación doble por lo que decidimos seguir a ver si más adelante encontramos algo que sea adecue más a nuestras necesidades.
A poco más de 20 kilómetros llegamos a la aldea de "Cotaruse" donde nos sorprende una fuerte lluvia cargada de granizo.
Mirando al cielo no parece que tenga la intención de darnos un respiro y decidimos parar ahí mismo. Un señor nos señala como hospedaje un edificio azul que está a pocos metros de donde hemos parado.
Mirando al cielo no parece que tenga la intención de darnos un respiro y decidimos parar ahí mismo. Un señor nos señala como hospedaje un edificio azul que está a pocos metros de donde hemos parado.
El establecimiento no dispone de internet y el precio de la habitación doble con baño privado y sin desayuno es de 40 soles, un buen precio, no obstante el modo ahorro nos lleva a preguntar por la habitación más barata, 20 soles los dos. Un joven nos acompaña a verla, pero al verla comprobamos que eso y dormir en la calle bajo un techo improvisado sería lo mismo. Cuatro paredes con unos paneles improvisados de metal para tapar el habitáculo, dos colchones tirados por el suelo y mil agujeros de considerables dimensiones sin tapar que dejan pasar el viento a diestro y siniestro hacen que descartemos esa opción y tomamos la habitación que nos ofreció en un principio.
La tarde la pasamos descansando. Yo, excepcionalmente, duermo una siesta que sobrepasa la hora. Romà se ha quedado editando videos.
Al despertarme me queda un rato para dedicarle al blog, sigo retrasado y no veo el momento de ponerme al día.
A poco más de las 19h salimos en busca de un restaurante para ir a cenar y aunque no hay mucho donde elegir finalmente terminamos en el restaurante de nuestro alojamiento. Tomamos un caldo de gallina, la comida más ofertada por al zona y que recuerdo haberlo visto infinidad de veces durante nuestro recorrido de hoy. Ese plato acompañado de un mate caliente nos sale por 6 soles por cabeza. Justo terminar volvemos a la habitación y seguimos con nuestras tareas cibernautas hasta la hoy temprana hora de dormir...
Mapa de ruta:
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