10/02/2017 PUNO - CUSCO (398 km.)
MUCHA MUCHA CARRETERA
Esta noche no he podido descansar muy bien, al estar el Hotel en una calle céntrica el ruido de la coches y otros que no podría describir no me han dejado dormir en paz. A más, con el cambio de hora en Perú amanece y oscurece muy temprano por lo que a poco más de las 06h ya es de día y la luz es una acérrima enemiga de mi sueño.
A poco más de las 07h estamos en pié y salimos en busca de una panadería que vi ayer por la noche para ir a desayunar. Los precios son algo elevados, pero hoy me apetece darme un capricho. Tomamos unas empanadas de carne, de queso y mixtas y yo me pido un trozo de tarta "selva negra" que tiene muy buena pinta. Para beber tomamos unos batidos de papaya, el mío va con leche. Todo asciende a 30 soles, unos 8€.
De vuelta al Hotel recogemos todo y una vez dispuesto sobre la moto iniciamos la ruta dirección a Cuzco. Toda la ruta discurre sobre un buen asfalto y apenas paramos un par de veces: la primera para poner gasolina y la segunda en un pueblecito a unos 100km de nuestro destino donde comemos un almuerzo compuesto de sopa y un segundo a elegir con agua de manzana incluido por 10 soles los dos.
De la misma forma que en Bolivia, la suciedad en la carretera se hace visible y los perros abandonados caminan a sus anchas por la cuneta aunque parecen contarse en menor cantidad.
Al llegar a "Cuzco"ya se vislumbra que es una gran ciudad.
Hoy no hemos buscado ningún alojamiento antes de emprender la ruta ya que no sabíamos cuanto íbamos a tardar en llegar y si nos teníamos que guiar por el "Google maps" o por lo que la gente nos había dicho, el tiempo estimado era de casi 7 horas.
Decidimos ir al centro y al preguntar en varios alojamientos los precios por pasar la noche rondan los 150/200 soles, una auténtica barbaridad para nuestro bolsillo. Además tenemos que buscar un aparcamiento para poder dejar la moto y en el único parking que preguntamos nos dicen que por cada día que la dejemos estacionada nos cobrarán 25 soles, otra auténtica exageración; como se nota que es una ciudad plenamente turística. En uno de los hoteles en que hemos preguntado nos permiten conectarnos al wifi y buscamos un alojamiento más asequible. Saliendo a 4 kilómetros del centro encontramos el "Hotel Chununa Wasi", que por 40 soles podemos dormir esa noche en una habitación con 2 camas y baño privado. El problema viene cuando le decimos que en internet indican que tienen aparcamiento y el joven que nos atiende nos dice que el aparcamiento es en la calle delante de la puerta principal. Estamos a punto de marcharnos y el chico logra gestionarnos un estacionamiento para dejar la moto esa noche.
Ya en la habitación y tras haber hecho una selección de la ropa sucia y la poca limpia que nos queda, aprovechamos que tienen servicio de lavandería para hacer una colada: "estará lista para mañana al mediodía", nos comentan.
Volvemos a la habitación y tras darnos una ducha y descansar media hora salimos a cenar. Al lado del Hotel hay un pequeño local donde sirven cena: sopa de primero y un segundo a elegir, el precio 5 soles cada uno, igual que donde hemos comido al mediodía. El plato de sopa es gigante pero está riquísima, a más nos sienta bien porque hace un poco de frío consiguiendo templar nuestro cuerpo. De segundo yo como una especie de verdura preparada con unos cachitos de pollo y Romà no variará su dieta repitiendo pollo, como casi cada día.
Al terminar decidimos ir caminando a un "mol" (Centro Comercial) que según nos han dicho está cerca, pero no hace falta ni que lleguemos porque a pocos metros de caminar encontramos un bar de cerveza artesanal que llama nuestra atención. Tiene 7 variedades de birra y parece que las fabrican dentro del mismo local ya que al fondo hay tantas cubas como tipos de cerveza venden. Aunque el precio de media pinta es más caro que la cena que hemos tomado decidimos bebernos una cada uno, hace mucho que no nos damos un capricho cervecero. Cada pinta cuesta 6 soles y el intenso y agradable sabor que tiene hace que haya valido la pena.
Volvemos al Hotel y Romà va a estacionar la moto. El aparcamiento resulta ser el restaurante que hay bajo el alojamiento. Según me cuenta ha tenido que sortear un bordillo muy grande y la moto ha quedado estacionada en medio de las mesas del comedor. Así son las cosas en Sudamérica.
Estamos en la habitación y empieza a llover fuertemente. Como oscurece muy pronto parece que sea tarde pero apenas son las 21h que ya estamos metidos en la cama: Romà viendo alguna serie en su ordenador y yo escribiendo el blog intentando ponerme al día.
Buenas noches!
Mapa de ruta:
No hay comentarios:
Publicar un comentario